Parece que todo a nuestro alrededor se desmorona. Los proyectos que creías que verían la luz en un tiempo récord, se alargan convirtiendo tu espera en una agónica desesperación encubierta por mantener el tipo defendiendo un Slow Life, cada vez más difícil de defender en un mundo que ha perdido completamente el norte. En un mundo que va demasiado deprisa en busca de que sé yo que les haga más ricos, más poderosos, más listos que los demás, o simplemente más.
Es muy difícil vivir en Slow Life cuando todo a tu alrededor va a mil por hora. Pero aquí sigo yo, impertérrita, tozuda en su mundo ideal dónde todo el mundo disfruta de los placeres más mundanos, de los más pequeños, sin pensar en el mañana.
Puede que haya creado yo misma este mundo porque no me gusta lo que veo. Porque la gente se ha olvidado de como eran los amaneceres en la playa, de como huele el aire en plena montaña, o de como es la sonrisa de un niño, pero de un niño de los de antes, de aquellos que no lloraban más que cuando algo les dolía, no porque no podían conseguir lo que querían.
Intento sobrevivir en este mundo creyendo en mis propios sueños, sabiendo que en algún momento se harán realidad, con la certeza, (aunque algunos lo llamarían prepotencia), de saber que lo que escribo es bueno. Ahora, tras leer mucho, tras escribir también mucho, puedo decir orgullosa que si en algo soy buena, es escribiendo y que a eso me quiero dedicar.
El tiempo dirá si me equivoco, si estoy errada o si simplemente soy una soñadora más que va en busca de un imposible.
Los que siguen este blog, saben que jamás escribo en sábado, pero también sabrán que este es un blog diario y que falté a la promesa de escribir cada día tanto el jueves como el viernes, por asuntos que no vienen al caso. Por ello, mi conciencia, (como la odio a veces), no me dejaba estar tranquila este sábado hasta que me he puesto a escribir.
Es curioso, como esta (la conciencia) se ha ido callando a cada palabra que iba escribiendo. A lo mejor por eso escribo tanto, para mantenerla callada.
Un buen fin de semana, slow life y muchos besos. Estos que nunca falten.
La conciencia es lo único que importa en un ser humano, lo demás, casi siempre, es pantalla.
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