Hace
bastante que no escribo en el blog, y para ser sincera, no es porque las musas
me hayan abandonado, (que también), si no es que hay tantas cosas en el mundo
que van mal, que siendo este blog una odisea de la posible publicación de mi 1ª
novela, se me ocurren un millar de cosas que escribir y ninguna sobre las
páginas de mi primer libro, que parece esté en Stand By, aunque realmente,
hasta aquí puedo leer.
El
otro día me sumergí en las páginas de un libro que hablaba sobre el peligro que
tiene una mujer que lee. Irremediablemente ahora debo comprar el siguiente
volumen que trata sobre el peligro que tienen las mujeres que escriben, espero
que no esté descatalogado.
Resulta
que aprendí una nueva palabra, (no es que la desconociera, sino que hacía mucho
que no la veía escrita), la palabra era ni más ni menos que, neurastenia.
Ya en el pasado, los síntomas de la neurastenia eran un exceso de sentimentalismo y
una centralización del pensamiento en el propio yo. Si unes esto a un terrible
cansancio cada vez que haces un exceso laboral ya sea físico o mental, y a
cambios de humor que rayan con la histeria, tienes esta curiosa enfermedad
mental que dicen que tiene que ser tratada por un psiquiatra.
A
parte de no tener la mayoría de los síntomas, sobre todo lo del cansancio y lo
de la histeria, que si sería algo de lo que tuviera que preocuparme, no dejó de
extrañarme que uno de los síntomas fuera pensar excesivamente en uno mismo. ¿Acaso
en este mundo cada vez más deshumanizado no somos entonces todos un poco
neurasténicos? O mejor dicho, ¿no tenemos los escritores algo de esa
enfermedad? ¿Acaso hay algún escritor al que no le guste que hablen de sus
obras, o sea de su yo?
Siguiendo
un recorrido por internet de la palabra neurastenia, he llegado a la entrada de
un blog al que el autor, (del que curiosamente me hablaron unos chicos durante
un proceso de ligoteo hace ya un año), ha llamado, “Yo, yo y yo”, y en el que
habla sobre la vanidad de los escritores, con el que me he encontrado sumamente
identificada.
Yo,
que quiero hacerme un hueco en el mundo editorial. Yo, que como el autor del
blog dice, creo que tengo muchas cosas que decir. Yo, que creo que a la gente
le puede interesar lo que escribo, (y fijaros cuantas veces ha salido ya el
pronombre personal en primera persona), pues eso, yo, lucho cada día contra la
vanidad del autor porque sé que la humildad vende más, (solo hemos de
remitirnos a Messi y a Cristiano para confirmar mis palabras), aunque en verdad
no es que venda más, (porque ya me diréis si no fue un gran producto la
pedantería que se nos vendía hace un tiempo a través de la imagen de un señor
del jurado de cantantes que los ponía a todos a parir, porque él sabía mucho
más que todos ellos juntos), pero si eres humilde, caes mejor.
¿Le
importa eso a un escritor? ¿Caer bien a la gente es una parte importante en la
escritura? No lo sé, pero creo que yo haré todo lo posible para que mi humildad
gane la batalla a mi vanidad, porque es algo egoísta, lo sé, pero es la única
manera de mirarme al espejo y decirme: “lo estás haciendo bien”. No es que yo
no sea humilde, (aunque jamás me enseñaron a serlo, es una lección que he
aprendido solita), sino porque es fácil caer en la vanidad cuando lees como
alaban tu obra. Es cierto que todos somos algo vanidosos, pero creo que
necesitamos la humildad para no volvernos locos cuando en vez de alabanzas,
lees alguna crítica feroz sobre lo que has escrito, (creo que es una de las
peores pruebas por las que ha de pasar un artista y os aseguro que
acostumbrarse a ellas es algo muy difícil, aunque estoy aprendiendo la lección
a marchas forzadas, y por suerte tengo un ángel de la guarda muy humano que me
protege para que no desfallezca en este difícil camino).
No
os creáis que es una batalla fácil. Me encanta hablar sobre mis libros, me
gusta defender a los personajes que he creado como si fueran mis propios hijos.
Ellos no pueden hacerlo, así que si yo, que les he creado, no lo hago, ¿quién
lo hará?
¡Ohhhh!
De veras que es difícil convivir con un artista. Creo que ya puse en otra
entrada que durante la presentación de un libro, el autor mencionó que dentro
de muchos años, cuando los científicos del futuro estudien la mente de los
escritores, descubrirán que algo no funcionaba bien en nuestras mentes, que
tenemos un gen extraño y, esto lo añado yo, creo que es imposible pensar tanto,
tanto y ser una persona normal. Aunque supongo que en verdad es más divertido.
Como
empiezo esta entrada, repito: Hacía bastante que no escribía en el blog, pues
escribir me hace pensar y pensar me hace dudar, y dudar, la duda es la peor
enemiga para un escritor. Y si, puede que ahora nadie comprenda de qué estoy
hablando, aunque como todo en esta vida, todo tiene un final y sea bueno o
malo, pronto terminará y podré decidir qué camino tomar de nuevo.
Porque
lo divertido de esta vida es que siempre podemos volver a empezar.
Slow
Life... aunque a veces sea incompatible con lo que está sucediendo, seguiré por
este camino.
Besitos,
(es verdad, hacía tiempo que no os besaba). ¡Muacs, muacs y remuacs!