jueves, 31 de marzo de 2011

Cómo sobrevivir a una dieta para adelgazar

¡¡A mí, las dietas me ponen de mala leche!!

No sé si es sólo cosa de mujeres, cuando llegado el buen tiempo, nos agobiamos con la puesta a punto o la también llamada "Operación bikini".
Tampoco sé si es algo que nos han metido en la cabeza con la publicidad, donde se ven a mujeres perfectas, (que luego no lo son tanto), luciendo vestidos vaporosos, pantalones cortos que enfundan unas piernas de escandalo y/o cuerpos sin ni un solo gramo de grasa, que llenan revistas, carteles publicitarios, espacios de televisión...etc... etc...

Si bien no estoy de acuerdo en parecer una maniquí, si con eso tengo que sacrificar una buena cena con amigos regada por los mejores vinos o un simple tapeo en una terracita en verano, como mujer y ser humano, me preocupo por mi salud, (aunque no tanto como debiera).

La verdad es, que aunque la gente que me rodea me dice que soy muy constante, en cuanto a dietas no lo soy y aunque dicen las estrellas, (según mi signo astrológico, en lo que por supuesto, no creo), que soy el signo más atleta y movido del horóscopo, no lo soy y a pesar que me gustaría hacer algo más de ejercicio, soy más bien sedentaria.
Por ello, ahora que estamos cerca del uno de Abril, fecha límite para empezar una puesta a punto, (aunque algunos dirían que ya es tarde), he decidido, de nuevo, cuidarme, intentar comer sano y a ver si consigo hacer algo de ese maldito ejercicio, que si tanto insisten en que es bueno, por algo será.

A pesar de que este blog iba en un principio de una Odisea para publicar mi libro, creo que poco a poco y a mi pesar, (pues aún ninguna editorial se ha interesado en él), se ha ido convirtiendo en una Odisea de mi propia vida, de mis pensamientos y de lo que día a día me rodea, me guste o no.
Dicen que a los snobs no hay nada que les guste más, que hablar de si mismos. Ya sabéis que para mí ser snob, (siempre con educación, por supuesto), no me parece un insulto, y aunque jamás me ha importado hablar de mi misma, siempre y cuando alguien pregunte... pues hablar por hablar, me parece una absoluta pérdida de tiempo. Por el gran número de visitas que he tenido en menos de tres meses, parece ser que lo que escribo interesa al público en general y según los comentarios que me llegan, este es sincero, lleno de verdades que nadie se atreve a decir y polémico a veces, (y eso que aún no he tocado el tema de la religión, por respeto a mis mayores), y que no voy a tocar, pues en cuanto mi madre lea esto, seguro que me llama para pedirme que no lo haga...

Pero, si realmente he de ser sincera, muchas veces, cuando me siento ante la página en blanco de mi ordenador para escribir una entrada, no se me ocurre nada en absoluto, pues digo yo, que las musas, también necesitan un descanso y ya os adelanto, que conmigo tienen mucho trabajo.

Entonces es cuando empiezo a pensar... y es cuando comienzo a enumerar lo que me ha ocurrido durante el día, los imputs que me han llegado, la gente que he conocido, lo que me han contado, lo que he visto, lo que he escuchado y lo que he sentido y entonces es cuando mis dedos como poseídos, empiezan a teclear, y sin ni siquiera mirar la pantalla, empiezo a escribir como una loca, hasta que me doy cuenta que mis palabras llegan a hoja y media y entonces paro, pues no quisiera aburrir a mis lectores. Luego me tiro un buen rato rectificando, corrigiendo y quitando de allí, para ponerlo allá.

Bien... ¿De que estábamos hablando? ¡Ah! Sí, de dietas...

Existen numerosas dietas y creo que yo las he probado todas. No es que nunca haya sido una muchacha obesa, aunque recuerdo mis cuarenta y cinco kilos de la adolescencia como algo lejano, pero, aunque sé que me sobran varios kilos y aunque la culpa es sólo mía, he de reconocer que estos kilos de más, son gracias a un trabajo sedentario que es acompañado por una mala alimentación, (por falta de tiempo de cocinar), y por una vida aún más sedentaria que el trabajo.

Como ya he dicho, existen numerosos tipos de dietas como son la dieta hipocalórica, la disociada, la dieta de Atkins, la macrobiótica, la de los alimentos combinados... podría llenar la entrada de hoy sólo con los nombres, pues incluso hay dietas tan absurdas como la dieta del pan y la mantequilla o la dieta del astronauta...

¿?¿? Astronauta ¿?¿?

¡¡Mejor no preguntar!!

Dicen que hemos de gustarnos tal como somos. Esto es muy bonito, aunque ir de compras y no caber en unos tejanos que deseas tener, es un fastidio.

No soy mucho de comer, aunque no me gusta renunciar a lo bueno y es curioso como todo lo bueno engorda. Aún así, he decidido, una vez más, ponerme a dieta desde el próximo lunes.

¿Por qué os lo cuento? Porque es la única forma, de que los que me rodean se enteren, (pues por lo visto, que yo se lo diga no vale), y que dejen de traer pasteles, bebidas carbohidratadas, vinos buenos, comida italiana que me encanta... etc...etc... (sí mama, esto también va por ti).

Así que no os extrañéis si a partir del próximo lunes día cuatro de Abril, (lo pongo para ir concienciándome), me encontráis algo más huraña, crítica y en definitiva, más borde de lo normal, pues a mi las dietas me ponen de mala leche.

Slow Life

P.D: No voy a deciros que dieta voy a seguir a no ser que funcione, aunque todos los franceses dicen que es una maravilla. Os cuento.

miércoles, 30 de marzo de 2011

La locura del ser humano


Acumulamos, guardamos, reservamos, escondemos, atesoramos y almacenamos multitud de objetos que jamás volveremos a usar.

En todas los hogares, creo yo, del mundo, existe esta manía de guardar, por si... ¿Por si...qué?

No sé de donde debe venirnos al ser humano esta manía de atesorar objetos, sobretodo de nuestro pasado. Supongo que tenemos miedo de olvidar ciertas cosas que nos ocurrieron y en realidad las cosas son así, pues de no guardar, por ejemplo, aquel pañuelo que perteneció a uno de tus novios, ni siquiera te acordarías de él.

Nos gusta recordar el pasado aunque a veces, creo que todos tenemos algo de síndrome de Diógenes, aunque, como supongo que ya leísteis en una de mis entradas, aún no sé porqué llamaron así a este síndrome, si Diógenes fue un filósofo y pensador que sé dio cuenta que no necesitaba absolutamente nada para vivir, más que su propia mente. No entiendo porqué, la historia médica ha querido recordarlo como un ser paupérrimo, que acumulaba basura sin necesidad. La verdad es que jamás entenderé a los que ponen los nombres a las enfermedades o síndromes, creo que deberían informarse un poco más antes de dar nombre a las cosas.

Volviendo al tema de antes. ¿Quién no tiene en su armario una camisa, un pantalón, un jersey, una camiseta favorita que guarda aunque sabe que jamás volverá a ponérsela?
Conozco a gente que incluso tienen ropa de su juventud porque pretenden ponérsela cuando vuelvan a la talla que tenían en el instituto, sin pensar que la ropa está más que pasada de moda, que el cuerpo sufre cambios cuando creces y que jamás volverán a tener esa talla por mucho que se esfuercen. A veces creo que son un poco masoquistas y que les gusta tener esas prendas para mirarlas de vez en cuando y decir: mira que tipo tenía. Como si no fuera bastante verse en las fotos con un tejano apretado que le quedaba a la perfección, tejano que ahora ni siquiera entraría por una pierna.

Supongo que nos cuesta mucho enfrentarnos a los cambios que sufre nuestro cuerpo y que a pesar de considerarnos jóvenes, siempre nos gusta, alguna que otra vez, recordar nuestro pasado. Lo gamberros que éramos, las locuras que cometíamos, las camisetas que nos poníamos, (que nos parecían subversivas) y que ahora siguen siéndolo, pero no nos atrevemos a ponernos...

Atesoramos cartas de ex novios, poemas que alguien, del que no recuerdas ni su nombre, te dedicó, dibujos o postales que alguien te envió... ¿Por qué?
La verdad es que la mentalidad del ser humano es tan extraña que creo que nadie será jamás capaz de explicar todo lo que pasa por ella, por mucho que psicólogos y psiquiatras se esfuercen.

Recuerdo un familiar mío, que ahora ya no está en este mundo, que guardaba comida en su armario, claro que el tenía una causa justa, pues había pasado una guerra y una post-guerra y creía que en caso de otra catástrofe, así al menos, tendría algo con lo que subsistir.

Me pregunto en que momento la mente de la gente "enferma" que acumula cosas en su piso hace "click". Cuando sin darse cuenta empiezan a recoger objetos de la calle que creen bonitas, útiles o simplemente que necesitan tenerlas.

La verdad es que es un tema que me apasiona lo de las enfermedades mentales que hacen que en un momento dado de tu vida te conviertas en otra persona, aunque dudo mucho que ese tipo de trastornos de la personalidad, les convierta en lo que habitualmente llamamos locos. A lo mejor, simplemente, es que se han cansado de ser normales y que no encuentran apoyo en una sociedad cada vez más deshumanizada o que su cerebro se ha agotado de hacer todo aquello que está bien, sin pensar en lo que realmente quiere hacer.

Además, creo que todo el mundo tiene algo de locura. Si no, sería imposible vivir en esta sociedad que idolatra a personajes que pegan patadas a un balón o que salen por la tele escupiendo pestes de cualquiera que tengan al lado, y que calla la boca y no hace nada cuando sus derechos, aquellos que la constitución nos dice que debemos tener, como un trabajo y una vivienda dignos, son pisoteados por unos cuantos que cuando llegue su hora, tendrán sus bolsillos tan llenos de dinero que caerán con todo su peso a las profundidades de un abismo sin fondo.

Prefiero ser un loco sin dinero, que un rico forrado de pasta sin sentimientos.

Slow Life.

martes, 29 de marzo de 2011

Guerra en el mundo


Es curioso que aunque jamás he pasado por un conflicto armado, la sola palabra ya me infunde respeto, por no decir miedo.
Como cada vez que escribo sobre algún tema que desconozco, he indagado sobre ello, acudiendo a enciclopedias, documentos, expertos y diversos periódicos que informan sobre estos conflictos.

No puedo mentir cuando digo que llevo mas de una hora escribiendo sobre los veintitrés conflictos armados que aún están de alguna manera vigentes en el mundo, pues siempre escribo toda la información obtenida, para así inspirarme mientras mis dedos teclean en el ordenador. Es curioso, pero solamente el sonido hueco de las mismas ya me lleva a conciliar mis pensamientos con las palabras que elijo para esta entrada del blog.

Lamento decir que, aunque iba a enumerar todos los motivos que han provocado la guerra en estos países, estos son tan extensos y tan numerosos que la entrada de hoy se haría eterna.

¡Qué triste que el ser humano, con todo el potencial que tiene, siga teniendo conflictos armados!

Muchas veces he pensado el motivo que lleva a un país a la guerra: ¿Ansias de poder? ¿Necesidad de productos que tienen los demás y que tu país carece de ellos? ¿Malestar del pueblo por la violación de sus derechos?

Si buscamos información de que es una guerra, nos encontramos con distintas definiciones:

1 - Forma de conflicto socio-político grave entre dos o más grupos humanos que supone el enfrentamiento organizado de grupos armados, con el propósito de controlar recursos naturales, humanos, el desarme del enemigo, su sometimiento y/o su destrucción.
2 - Desavenencias y rompimiento de la paz entre dos o más potencias. Lucha armada entre dos o más naciones o entre bandos de una misma nación.

En mi pobre parecer, la guerra es una putada, algo que el civil no busca y que los gobiernos usan o bien para defenderse cuando el pueblo les ataca, o bien para meter miedo a los habitantes de su país y que estos dejen las cosas tal como están. Pero si bien, todas estas definiciones son válidas, la que más me ha sorprendido es la definición que se da en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales:

Guerra - Instrumento político al servicio de un Estado.

¿Qué? ¿Eso es lo que aprenden los futuros políticos, los que van a llevar un país, los líderes del mundo? 

Lo siento, pero no lo entiendo.

¿Un instrumento al servicio de un Estado? ¡¡Qué chulo!! ¿No?

Me gustaría saber que piensan los más de cuatro millones de muertos que han habido en la República del Congo desde 1998, o las trescientos mil víctimas en Somalia desde 1988 o los doscientos mil muertos de Uganda desde 1986, claro que esos ya no pueden opinar porque han sido usados y sacrificados como instrumentos políticos. 

Pero señores, no crean que las guerras sólo están en países africanos, sólo quiero enumerar los veintitrés países que aún tienen conflictos armados, aunque muchos de ellos ya no salen en los noticiarios: Afganistan, Argelia, Birmania, El Chad, Colombia, Etiopía, Filipinas, Georgia, India, Irak, Israel y Palestina, Nigeria, Pakistan, República del Congo, República Centro africana, Rusia y Chechenia, Somalia, Sri Lanka, Sudan, Tailandia,Turquía, Uganda, Yemen. Y aunque muchos de ellos nieguen que haya una guerra, los gobiernos siguen luchando contra lo que ellos llaman grupos insurgentes, grupos armados de la oposición, guerrilleros tribales o simples terroristas.

Hoy día se habla de todo lo que esta pasando en el mundo árabe. Qué si ya era hora, qué mira tu que bien van a estar, qué ya estaba bien de que solo algunos chuparan del bote mientras el pueblo se moría de hambre y/o veía como sus derechos eran pisoteados...
Pero si comprendemos que las revoluciones son parte de la guerra. Me pregunto ¿Quién está detrás de todo eso? Porque supongo que a estas alturas, no creerán que ha sido el propio pueblo quien ha decidido, (así por las buenas), cambiar lo que no les gustaba. ¿No? ¿Quién ha sido el instigador y por qué? 

Si miramos esos veintitrés conflictos armados que hoy en día están abiertos, (sin contar los nuevos conflictos de las revoluciones en países árabes), se puede llegar a cuatro simples conclusiones que nos dan el motivo de una guerra:
  • Reconocimiento de la identidad, autonomía o independencia de un pueblo o nación
  • Conflictos por la instauración de estados religiosos
  • Repartición del poder y división del territorio
  • Disputa por recursos naturales, léase, entre ellos, el petróleo
Puede que todo sea parte de la locura de ser un ser humano, y hoy pienso, que jamás aprenderemos de los errores del pasado, pues nadie mira atrás y cada vez más, sólo nos importa el presente y lo que podamos conseguir en el día a día. Eso me entristece, porque me da que pensar, que en definitiva el ser humano ha sido creado para auto destruirse.

El último artículo de la declaración de los derechos humanos, dice que nada de lo que pone en los artículos que la forman, confiere derecho alguno al Estado o a un grupo de personas para emprender y desarrollar actividades o realizar actos con fines a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración. 

¡Cuánto nos queda por aprender!

Slow life.

lunes, 28 de marzo de 2011

Dirt


Es curioso como a veces, las palabras en otro idioma suenan mejor que en nuestra propia lengua, aunque he de decir, que en mi idioma, aquel que aprendí en mi infancia, (aunque no lo utilice tanto como quisiera), la palabra suena bonita al decir: "Bruticia". Aunque "Dirt", suena incluso glamurosa, frente a "Suciedad" en el idioma de Cervantes, aunque el castellano actual, difiera y mucho del castellano antiguo y puro que usaba ese gran artista de las letras.


Indago en el uso de "Dirt", esta palabra inglesa, y me encuentro que es usada en cosas tan diferentes como el nombre del segundo álbum de una banda de música grunge, una serie de televisión que trata sobre la editora de una revista sensacionalista, un juego para ordenador que va sobre carreras y rallys de coches por los lugares menos accesibles del planeta, o incluso que en el Wellcome Collection de Londres, se puede ver actualmente una exposición con este nombre, que une en un mismo lugar, objetos tan diversos como un vial con la excreción intestinal de un paciente con cólera del Londres victoriano, o un muro construido con heces humanas. Dicen que sobre gustos está todo escrito y que hay gente para todo, aunque os aseguro que a mi no me veréis en esa exposición.

Al ver lo mucho que usamos la palabra Dirt, para mencionar cosas tan diversas, me hace pensar en toda la suciedad que nos rodea. Me refiero tanto a las millones de bacterias y a los cientos de miles de ácaros que pululan por todos los lugares que transitamos, incluso sobre nuestra propia piel, pero también me refiero a la suciedad visual, auditiva y en definitiva sensorial en la que nos vemos obligados a vivir.

Nos ensucian con programas vomitivos donde la cuestión no es informar, sino quien grita más o quien descubre mas basura del otro, e incluso diría, quien inventa peores falacias sobre el compañero que tiene al lado. Pervierten nuestras mentes al ofrecerte buenas series de televisión o películas, para contaminarlas con cientos de anuncios que supongo que siguen las normas de la publicidad, pues en teoría de no ser así, la ley actuaría... aunque permitirme que lo dude, cuando después de un minuto contado de serie, aparece un mensaje que dice: Volvemos en catorce minutos.
Llenan nuestras vidas de publicidad engañosa con anuncios que te quieren hacer creer que por muy normal que seas, las mujeres acudirán en bandada a ti por comprarte un desodorante, o que solamente comiendo cereales, podrás tener una magnifica vida, al comprobar lo bien que te sientan esos tejanos, sólo porque mantendrás tu talla treinta y ocho cenando esos copos.

Suciedad por todas partes que algunos dirían poder mantener lejos de sus vidas al realizar un acto tan sencillo como apretar el botón Off del mando televisivo. Pero no, porque aunque tu apagues el aparato, la sociedad llena sus bocas con lo que por la noche ve en ese maldito trasto en el que ni siquiera puedes ver una buena serie sin tragarte una veintena de anuncios que llegan a veces sin avisar, cortando la película o la serie en lo más interesante e incluso en mitad de una frase.
Avisan con el tiempo que durará la publicidad, pero a ti ya te han jodido la serie hasta el punto que cambias a una cadena que carezca de esos anuncios o te pones un Blue Ray para no tener que depender de los deseos de los publicistas y del ansia de dinero de las televisiones.

Alguien dijo una vez, que hacía televisión para vender publicidad, no para entretener al público y nosotros caemos de cuatro patas en esa espiral de ventas que se quedan alojadas en nuestro cerebro. Aunque algunos, (la minoría), no sucumbimos a esos imputs que quieren hacernos creer que comprando tal o cual cosa, serás más bella, más alta, más delgada, tendrás mas éxito, encontrarás al hombre de tu vida y serás feliz para siempre.

Suciedad. ¿Hemos de librarnos de ella?

Existe un estudio científico en el que algunos microbiológos han demostrado que los niños que viven rodeados de excesiva limpieza se convierten en adultos más enfermos, al no haber creado defensas en su sistema inmunológico ante las bacterias comunes y los gérmenes. Supongo que por esa misma regla de tres, si no hubiera suciedad en la televisión, no sabríamos apreciar el buen trabajo de los profesionales que trabajan en este medio, (que alguno ha de haber), cuando a veces nos regalan informativos de calidad, excelentes películas sin interrupciones o programas amenos, que te demuestran que aún existen expertos auténticos en este medio tan corrupto.

En definitiva, la suciedad nos hace más fuertes, aunque lamentablemente puede llegar a matarnos, y supongo que lo que hemos de enseñar a las nuevas generaciones, es a no creerse todo lo que sale a través de la caja boba, pues en la suciedad sensorial podríamos aplicar la misma regla: conocer y saber discernir la suciedad de lo que no lo es, te hace más fuerte que los que sucumben a ella, y eso te convierte en mejor ser humano, aunque para ellos seas el raro.

¿La solución a todo esto? Supongo que a estas alturas, ya sabéis lo que voy a decir: slow life, por una vida llena de calidad.

viernes, 25 de marzo de 2011

Millonario por lotería


No me ha tocado la lotería pero hoy, hablaré de millonarios.

¿Os parece algo snob si digo que he nacido para millonaria?

¡No! ¡De veras! Sé que lo es, pero no creáis que hay tanta gente que sabe vivir con dinero.

Supongo que todos deseamos más. Vivir mejor, poder tener más caprichos, incluso algunos, dejar de trabajar. La mayoría de personas, piensan: Ayyy, si me tocara la lotería... pero... No os confundáis, ser rico no ha de ser nada fácil.

Puede que os de la risa, pero es así. A la gran mayoría de la sociedad, que les tocara la lotería sería una putada. Seguro que al menos un setenta por ciento, pierden a sus amigos o parejas actuales, por no decir lazos familiares de toda la vida y un veinticinco por ciento, dilapidarían la fortuna en menos de dos años, cosa que les convertiría en seres infelices de por vida.

No señores, no. Ha de ser verdaderamente difícil ser millonario, aunque creo que a mí, no me costaría nada, pues creo que pertenecería a ese cinco por ciento que sabría vivir comedidamente del dinero.

¿Sabéis la diferencia? Que hay personas que le dan una importancia desmesurable a ese vil papel o moneda que tanto nos ata a una sociedad de consumo. En cambio, creo que toda mi vida me ha unido al dinero una relación de recíproca amistad, él en su sitio y yo en el mío, aunque normalmente, esos dos lugares no han coincidido tanto como hubiera deseado.

¿Sabéis que al menos en USA, se organizan reuniones para nuevos millonarios que unen a los ganadores de lotería con asesores y comerciales para ricos? ¡Dios! ¡Qué manera más insultante de gastar un premio!

Yo sé que jamás seré ganadora de la lotería, básicamente porque no juego, aunque dicen que eso ya me convierte, de alguna manera en ganadora. Pero sé, que no me sería nada difícil vivir con dinero, pues lo primero, negaría que me hubiera tocado y menos saldría como un tonto en la televisión chocando una copa de cava y celebrando con el lotero mi buena suerte.

No os riáis, no todo el mundo podría hacerlo. Ser rico y no parecerlo, ha de ser un arte.

¿Sabéis que existe gente que se pone nerviosa cuando tienen un camarero atendiéndoles el más mínimo detalle que necesitan? Os dejo que me llaméis snob, (como toda palabra, suena como tu quieras que suene, y a mi me suena bien), pero a mi, me encanta que me sirvan bien, cuando estoy pagando un justo precio por ello.

Hace un tiempo, discutí con uno de mis hermanos, porque en un restaurante de playa, donde el menú no era nada barato, (unos 40 € por persona), me ofendí, pues habían dos camareros para una terraza de más de treinta personas, se equivocaron varias veces en el pedido, no nos trajeron algún que otro plato, aunque luego intentaron cobrarlo, y tardamos en cenar cuatro horas, y no porque tuviéramos una buena conversación, (que también), si no porque la camarera que nos tocó, además, era bastante lenta. Mi hermano me llamó snob y me dijo que si sería tan exigente si fuera a un McDonals. ¡Por favor! ¿En un menú de 40 € por persona no puedes exigir un servicio "correcto"?

¿Tan difícil es querer que si pagas por un servicio, te traten mínimamente bien?
 Yo creo que no, y si eso es ser snob, sí, me acuso de serlo.

Siguiendo con la conversación sobre el dinero, me gustaría comentaros que no me emociono cuando veo a gente rica de verdad, o que al menos eso aparentan. Lo comprobé en el cumpleaños de una amiga cuando me invitaron a Saint Tropez, cuna de los nuevos ricos, (y no tan nuevos).

Pensé que alucinaría con todo lo que allí vería, pero no.

La verdad, es que no puedo negar que me gustó ser tratada bien, y me sentí super a gusto cuando al coger un taxi marítimo, (un yate que te lleva allí donde tu quieras), un desconocido se puso a hacer fotos, porque a saber quien se pensaba que éramos, (aunque luego pensé...que coñ... va a hacer con esas fotos, cuando se de cuenta que no somos nadie).

Me encantó comer en un restaurante típico del antiguo Saint Tropez, pues las vistas y la compañía fueron ideales, a pesar que creo que ofendí al dueño, al decirle que la sangría no se parecía en nada a la nuestra, (mi gran boca que me pierde, ya lo sabéis), pero es que él alardeó demasiado, que era mejor que la nuestra y no pude aguantarme, aunque lo hice sonriendo, (dicen que eso lo perdona todo).

Aquella noche, asistimos a un club que tenía vistas a los yates del puerto. ¡Y digo yates! Que al menos tenían como poco veinte metros de slora. Disfruté, disfruté mucho bailando descalza sobre arena negra, (supongo que eso son los caprichos de los ricos), pero vi que ese mundo no era para mi y que de ser rica, yo sería diferente, muy diferente.

Lo que si os aseguro es que no me gastaría, creo que lo vi bien en la carta, 400 € en una botella de Moet & Chandon gigante, (aquella noche pasaron al menos siete por delante mio y todas iban al mismo yate).

Supongo que hay diferentes tipos de ricos. Yo aspiro a poder tener una casita en un lugar solitario, (por ejemplo un acantilado con vistas al mar), desde donde poder escribir acunada por la brisa del mar tirreno, o del mediterráneo, y poder, de vez en cuando darme un tonto capricho como un viaje a París para poder ver el Lago de los cisnes en el ballet de la ópera, cenar en Le Moulin de la Galette de Montmatre...y...

¡¡Esperad!! ¡Dejad que comparta con vosotros el sueño de esa cena!

Imaginad el jardín donde Renoir pintó su ya famoso cuadro, (ahora algo mas moderno, el jardín, no el cuadro), una noche de Junio cálida, una compañía agradable, (yo la tengo clara), un plato de "Foie gras mit cuit, avec marmelade de cédrat", regado con un "Vouvray Sec "Les Argiles", Domaine François Chidaine de la zona del Loira. Sus notas cítricas, junto al aroma de flor de naranjo se unen al sabor del foie gras con la sutil mermelada de cidra, (una especie de limón más grande y ácido). ¡¡¡¡Mmmmmmm!!!!

Un trozo de foie gras untado sobre una tostada de brioche se deshace en tu boca mientras le das un tiento al vino blanco para enumerar en tu paladar su sabor seco con un toque de acidez y destellos de avellana...

Delicioso... ¿No?

Después, un "Filet de Boueuf avec sauce Béarnais", regado con un Bourgogne, "Corton Gran Cru de 1998", Domaine de Louis Latour. Saboreas el sabor de la carne, (yo que soy de salmón, imaginar como ha de ser esa carne), junto al potente sabor del vino tinto y su aroma a asado, flor de cerezo negro y cassis, (una fruta del bosque parecida a la grosella negra).

Para finalizar un "Moelleux au chocolat" o una "Soupe de mandarine et ananas avec Gran Marnier" y un vaso chato, bajo, sin hielo, con dos dedos de buen y helado vodka ruso, como por ejemplo un "нА Здоровье“, (aunque eso sería un poco difícil, pues creo que ese vodka, sólo se encuentra en Rusia, al menos, a mi me lo traen de allí).

Después de esa magnífica cena, una noche en la suite Daniel, del Hotel Daniel que se encuentra en la rue Frederic Bastiat, que es el único hotel del mundo donde sus paredes están cubiertas con papel francés del siglo XVIII, de estilo chinesco y pintado a mano por encargo. Realmente, me conformaría incluso con la Junior Suite, pero creo que esa no tiene un balcón donde a la mañana siguiente poder desayunar, un zumo de naranja con zanahoria, un croissant de mantequilla caliente y un café con leche humeante, (lamentablemente de café soluble, pues eso es una tarea pendiente de los franceses), mientras los rayos del sol de Junio te calientan y te deleitas con las vistas de la Tour Eiffel (que se encuentra a menos de trescientos metros) y que se ve a través de los maravillosos tejados de París.

¿Creéis que es pedir mucho? Hombre, lo de la casita como que si, pero esa noche romántica... haciendo cuentas y mira que no me gusta hacerlas... ¡Pica mucho! Pero...

Ahora que ya hemos soñado un poco... ¿Veis que fácil es? Esto si que no cuesta dinero.

Os deseo una vida llena de Slow Life, y un fin de semana lleno de besos, amor y sueños...

y... si alguna vez os toca la lotería, ¡¡Ssshhhtttt!!, no se lo digáis a nadie. ;-)

jueves, 24 de marzo de 2011

Primavera

Sé que en alguna entrada pasada de este blog, he comentado, que una de las personas que más influyeron en mi pasión por el arte y la historia, fue una profesora que tuve en el colegio quien una vez me dijo: si alguna vez dudas en una respuesta, quédate siempre con la primera opción que pensaste.

Los días van pasando y las ideas se agolpan en mi mente. No sé si llamar a las puertas de las editoriales o auto publicar, no sé si partir la novela, o dejarla como originalmente la pensé, pero la verdad es que estoy bastante harta de esperar a que las cosas sucedan sin poder hacer nada para que ocurran.

He de reconocer que nunca imaginé que hacer que un libro viera la luz, fuera tan difícil, pero siempre me ha acompañado la paciencia y prefiero hacer las cosas tranquilamente, pues he aprendido que cuanto más corres para conseguir las cosas, estas más rápido escapan.

Realmente, este tiempo también me está sirviendo para crecer y aprender que es lo que quiero en la vida y cuando releo la veintena de libretas donde está escrita la historia, (si, aún escribo mis ideas con papel y bolígrafo), veo todos los cambios que ha sufrido la novela. Cambian los nombres, cambian los lugares, los hechos, las experiencias, pero si bien todo a su alrededor se transforma, como ocurre en primavera, al final florece.

Por ello el título de hoy, Primavera. ¿Por qué? Porque hoy creo un poco mas en el ser humano, puesto que he obtenido los consejos de alguien que como yo, creyó que su libro debía ver la luz, de alguien que pensó que a lo mejor no era tan necesario el apoyo de una editorial para llegar a los lectores, aunque este alguien, al demostrar lo mucho que valía su libro, consiguió que una editorial se lo publicara.
Bien, dicen que jamás serás el primero en andar por un camino, pues seguro que alguien antes que tú habrá pasado por él, y obtener el consejo de alguien completamente desconocido, que no me conoce, que ni siquiera sabe mis anhelos, me ha ayudado a saber que mi novela debe ver la luz, a través de una editorial o auto publicada. Si siempre me han gustado los caminos difíciles, puede que ese sea el camino que deba emprender, aunque eso signifique que he de ser yo quien invierta en el libro. Aunque me pregunto, que ocurrirá si, al final, me sucede como al benefactor del que no digo el nombre pues no le he pedido permiso para hablar sobre él.

¿Conocéis el cuento popular de la gallinita roja y el grano de trigo? Si no lo conocéis, algún día os lo contaré, aunque no quisiera tirar piedras sobre mi propio tejado antes de emprender el dificil camino que he de caminar.

Slow life... A veces eres tú mismo quien ha de provocar que las cosas sucedan...

miércoles, 23 de marzo de 2011

¿Crítica constructiva? ¡Permítanme que lo dude!

Es curioso, como a veces gracias al zapping, nos enteramos de las cosas que ocurren en programas que normalmente no ves.

Existe un programa en una cadena local de Barcelona que de vez en cuando zapeo sus reposiciones porque me gusta como habla el presentador, ya que tiene un punto ácido y de crítica aunque, todo y gustándome, he de decir que a veces creo que el programa no existiría si no hubieran programas o personas que criticar. Él, en vez de opinar sobre los desechos de la humanidad, opina sobre gente que en teoría tiene un nivel cultural alto, una carrera o una profesión de renombre y bajan a la altura de esos seres rocambolescos que la televisión quiere hacernos creer que existen realmente.

La misma palabra "crítica" suena mal, pero si miramos el lado bueno de la misma y aunque no creo en las críticas constructivas, creo que, una opinión en contra de algo que haces, (que básicamente es lo que significa esa palabra), puede ser buena si sabes por donde cogerla, descartando lo malo y destructivo.

En ese programa, vi el otro día como entrevistaban a una escritora de hoy. La verdad es que el presentador le preguntaba porqué habiendo criticado los programas del corazón, ella había aparecido en algún que otro de ellos, para polemizar un debate sobre un tema en particular. Me sorprendió su respuesta, pues comentó que ella fue a ese programa, pero no volvió al ver el percal, pues tenía que ser consecuente con sus palabras, aunque ni siquiera recordaba su actuación en esos programas, (cosa en que la entiendo, porque yo misma hubiera olvidado algo así).

Antes de ponerle esas imágenes ella ya había comentado que no sabía lo que el futuro le depararía y que no sabía cuanto tiempo podría vivir de la escritura, respetando a aquellos escritores que sólo quieren vivir de ese arte, (cosa que le agradezco por la parte que me toca), y de alguna manera decía, sin decirlo, que no se podía cerrar puertas.
La verdad, es que a veces te haces una imagen de la gente, que al final no corresponde con lo que son o lo que quieren mostrar. Yo, en mi humilde opinión siempre había creído que esta muchacha era de armas tomar y creí que iba enfrentarse al presentador.

Realmente, si algún día publico mis libros o tengo la suerte que alguna editorial me hace un contrato, no se que voy a hacer si esta me obliga a ir a aquellos programas que tanto odio para publicitar mis novelas, (aunque esta misma muchacha decía que puedes negarte a ir a según que programas), pero es verdad que la gente te ha de ver, la gente te ha de conocer, pues si no, nadie compra tus libros.

Pensándolo bien, recuerdo alguna empresa para la que he trabajado, en la que alguna vez tuve que servir café a mis clientes bajando mi estatus de comercial a simple camarera. Claro que me fastidió, pero lo hice, porque aunque mi contrato no lo decía, se suponía que era mi misión tener al cliente contento.

Supongo que cuando el arte de escribir se convierte en un trabajo, tiene su parte mala, como es ir a lugares que no quieres ir, aunque sabes que has de hacerlo para dar a conocer tu trabajo.

Ahora recuerdo un caso de hace mucho tiempo.... A mi, que me gustan los perros más que a un niño una piruleta, y conocí una vez a una persona que tenía una tienda de cachorros y artículos para mascotas y le pregunté si amaba tanto a esos bichos como yo, sorprendiéndome con su respuesta:
  • Si, a mi también me gustaban los perros hasta que empecé a trabajar con ellos.
Supongo que la sola palabra trabajo, ya desmitifica en algo una pasión, pues dicen que cuando trabajas en algo que te gusta ya no es un trabajo.

Señora escritora, usted no sabe si vivirá siempre de la escritura, supongo que habiendo publicado todo lo que ha publicado y con la experiencia que le han dado los años en este mundo, debe saber de lo que habla. Pero yo, en mi ingenuidad, en mis sueños oníricos, (me gusta esta palabra), en mis fantasías de aquella que jamás ha pisado una editorial y que no sabe a que se enfrenta, he de decirle que lo que para usted es un interrogante, para mi es una meta.

Dedicarme a escribir únicamente es lo que más anhelo.

Pero la entiendo cuando va a según que programas de televisión. Lo único en lo que no estoy de acuerdo es en la respuesta dada al presentador, no debería haber dejado que la machacara de esa manera. Yo, en su lugar, le hubiera contestado:
  • Claro que fui y me pagaron muy bien por el rato en el que estuve. ¿Y que? ¿Es que se cree que un escritor puede vivir únicamente de la literatura?
Que es lo que creo que realmente pensaba, aunque jamás osaría ponerme en la mente de los demás.

Supongo que esa es la diferencia entre la gente que triunfa y yo, que me pierde mi boca y que creo que pocos amigos tendré si algún día mis libros llegan a ver la luz.

Dicen que en esta vida aprendes a palos, pero mire usted que me he llevado cientos de ellos y no hay manera de que cierre mi gran bocaza. No sé porqué razón siempre he preferido ser libre y decir lo que pienso aunque por ello la "sociedad" puede que me repudie, que ser una esclava de los que me rodean y del que dirán.

Slow life y muchos besitos.

martes, 22 de marzo de 2011

Hobby o Profesión


El otro día hablando con una de mis sobrinas, me sorprendió oírle decir que a pesar de encantarle la fotografía, lo veía más como un hobby que como una profesión, pues seguro que eso no daba dinero ni futuro.
Yo, que tengo alma de artista, pensamientos oníricos, y que a veces, creo que tengo un pie fuera de la realidad de este mundo y que nada, salvo la parte más cerebral de mi cabeza, me ata a la realidad, me quedé algo angustiada a la vez que pensaba como una cría de apenas dieciséis años podía pensar de esta manera tan adulta, aunque por otro lado, pensé que tenía bastante bien amueblada su cabeza, pues a lo mejor, sabiendo que debía trabajar en algo que no le apasionara tanto, al final podría disfrutar de las dos cosas, pues sin dinero, nadie puede tener un hobby.

Igualmente, me pregunto: ¿Qué hubiera sido del arte si los grandes escritores, pintores, músicos o artistas con los cuales nos ha sorprendido la vida, hubieran pensado en sus carreras artísticas como hobbies? Puede que a lo mejor, todos aquellos que murieron pobres y que luego el mundo dictaminó que eran grandes artistas y que sus obras valían millones, no hubieran muerto tan pobres, pero a la vez, pienso, que de no haber puesto toda su alma, su corazón y su mente en sus obras, a lo mejor, no hubieran sido tan grandes y puede ser que hoy, nadie mencionara su nombre.

A veces pienso que es lo que me diferencia a mi de todos aquellos que quieren vivir del arte de la escritura y que no lo consiguen o incluso que me hace diferente de aquellos grandes escritores que si han conseguido hacerse un nombre en este mundo tan difícil de las letras.

¿Quién te ofrece el éxito? ¿Son las editoriales? ¿Los círculos literarios? ¿Los grandes premios?

Puede que me equivoque, pero creo, que el éxito viene de la gente y a veces, nos olvidamos que son las personas quienes deciden que es lo que gusta y lo que no. Por suerte, dicen que sobre gustos está todo escrito y que jamás conseguirás gustar a todo el mundo por igual. ¡Eso espero! Pues si no, que gracia tendría la vida.

El saber que es la gente quien decide que yo pueda vivir o no de mi arte, hace que me pregunte como llegan las cosas al publico en general y me contesto que es la publicidad, pues a través de ella los productos se dan a conocer al gran público y este decide si tu arte vale o no la pena.

Supongo que por eso, los escritores necesitamos a las editoriales, (hablo siempre desde la ignorancia de alguien que jamás aún ha publicado nada por editorial), pues ellas tienen los medios para publicitar y hacer llegar tus libros a la gente.

Dicen por eso, que el mundo esta cambiando y que las nuevas tecnologías hacen que los pilares de las grandes editoriales se tambaleen, pues si bien ellos son expertos en hacer llegar el producto final a millones de hogares y tienen los medios para traducir una obra a un montón de idiomas y las plataformas para difundir en poco tiempo tu libro a través del mundo, Internet, esta nueva arma tecnológica, acerca quieran ellos o no, a los escritores noveles a un gran público ávido de nuevas experiencias e interesado en los cauces más insólitos para encontrar obras que no siguen los caminos "normales".

Si os dais cuenta, lo que más éxito tiene en Internet, es aquello que no es "normal", aquello que se sale de la norma, si bien es un camino peligroso, pues que la gente te conozca, no quiere decir que decida invertir en tu producto. Claro, que por esta misma regla de tres, que tu libro sea publicado por una editorial y a causa de ello, puesto en el escaparate principal de una librería, no quiere decir que la gente que lo vea, entre a comprarlo.

Dicen que a las editoriales llegan cada día cientos de obras inéditas que pasan a manos de los clubes de lectura, un grupo de gente, espero que de todas las edades y todos los estatus sociales, que deciden si vale la pena que la editorial invierta en la publicación de ese libro. Supongo yo, y sigo hablando desde la ignorancia de alguien que jamás ha trabajado en una editorial, que el proceso tras que el club de lectura elija de entre los cientos de obras las que más les gustan, debe ser pasarlas a los diferentes editores para que realicen un completo estudio comercial anunciando a sus superiores cuanto han de invertir en la obra y cuanto puede ganar la editorial con ella, a que sector se puede vender, cuantos lectores puede llegar a tener, etc...etc... No olvidemos que esto es un negocio.

Lo que realmente me preocupa, es algo que vi en una película el otro día, (ya se sabe que las películas, a veces tienen algunas cosas de la vida real). Había un periodista, que al sentirse anclado en su profesión, escucha como alguien le dice que escriba un libro y él le contesta: Claro, pero si tengo un amigo editor... y sin una buena historia, sin buenos personajes, si no más bien con un tema escatológico y personajes aberrantes, escribe el libro y "como es amigo de..." se lo publican.

Eso me dejó algo turbada y recuperando una de mis primeras entradas donde hablaba sobre la noticia que la mayoría de gente que encuentra trabajo en época de crisis, lo hace a través de un amigo, me dio por pensar que siendo una escritora que considera a muy pocos de los que le rodean amigos, y que no le gusta decir cosas que no piensa, solo por agradar a los demás (a pesar de que he estudiado relaciones publicas), lo tengo bastante difícil, a no ser que empiece a perseguir a los editores hasta que me haga amiga de ellos.

¿Cómo se llega a esos editores? ¿Qué es lo que decide que una novela llegue a manos del que tiene el poder de publicarla? Supongo que si esto se supiera todo sería más fácil para los novatos como yo, aunque entonces perdería un poco la emoción.

Y por mucho que lo miro desde el punto comercial, que parece ser el único que importa en los negocios y del que conozco mucho, pues me he dedicado la mayor parte de mi vida a crear necesidades a la gente, para poder vender los productos de distintas empresas para las que he trabajado, sigo sin saber como consigues hacerle llegar una propuesta editorial a un editor, para decirle lo mucho que va a ganar con tu novela si invierte en ella, si antes ha de pasar por todos los cauces que he contado.

Y luego... la pregunta del millón:

¿Vale la pena?

Esta pregunta la hago, pues los amigos que me rodean siempre me dicen que los autores noveles ganan muy poco, pues nadie les conoce.

A pesar de que anhelo vivir de mi arte, la sociedad a la que estoy anclada tiene sus cánones y no seré yo quien los cambie a estas alturas, pero los bancos cobran la hipoteca cada mes y eso me hace pensar, que a pesar de que algún día alguna editorial crea en mi obra como producto comercial, no sé cuando podré vivir solamente de ello, que es lo que realmente quiero hacer en esta vida.

Aunque... Si pienso en lo que me dice mi corazón, lo que realmente quiero hacer en esta vida, es hacer llegar mis pensamientos al ser humano y aunque nada obtenga por mis palabras, salvo la satisfacción cuando alguna vez que otra, me llegan felicitaciones en mi facebook o comentarios en el propio blog sobre lo que escribo, pienso que de algún modo, aunque no me permita vivir de ello, ya estoy cumpliendo de alguna manera con mi sueño.

Ahora solo hace falta que pueda vivir de ello para poner toda mi alma, mi corazón y mi mente en escribir novelas que algún día puede que cambien el mundo.

Slow Life, siempre.

lunes, 21 de marzo de 2011

Llegó la Primavera

Siempre que hay una cuenta atrás y llegas a tu destino, es como si alcanzaras por fin la Gloria. Llegar a tu meta, es como haber cumplido con tus objetivos y para mi, la llegada de la Primavera, es el renacer de mis propios anhelos y pienso, cada vez más, que, de no poder llegar a las editoriales, deseo que mi novela vea la luz, aunque tenga que seguir otro tipo de caminos más escarpados.

Hoy empieza la Primavera y parece ser que los meteorólogos se han equivocado de nuevo, pues a pesar de vaticinar nubes y poco sol, la primavera o Perséfone ha vuelto a la tierra desde su trono del inframundo.

Es curioso como el ser humano, antes de que existieran los sabios científicos, (que explican el porqué de lo que sucede en la tierra), ya buscaban explicación a los hechos naturales de Gea.

Dicen que Perséfone fue la hija de la diosa Démeter, la diosa de las cosechas y la vida en Gaia. Que era una de las doncellas más bellas del mundo y que un día, mientras recogía flores, fue raptada por su propio tío, el dios Hades, dios del inframundo, para hacerla su esposa, privándola de la luz de la tierra y llevándosela hasta el submundo para convertirla en su reina.

Hay muchas teorías sobre esta leyenda, pero la mayoría dicen que Démeter, como madre desesperada, buscó a su hija por cada rincon de la tierra sin encontrarla. A pesar de que Zeus, padre de Perséfone y esposo de Démeter lo sabía todo, no quiso decirle a su esposa donde estaba su hija, pues su hermano Hades, ya estaba bastante enfadado con la partición del mundo y con la parte, (el inframundo), que le había tocado.

A pesar de que todos escondían la verdad a Démeter, al fin, Zeus se vio obligado a decirle la verdad a través de un mensajero, que le dijo que su hija había sido raptada por Hares y llevaba al inframundo, (pues la diosa de las cosechas y la vida en la tierra había olvidado sus obligaciones, provocando la muerte de todas las cosechas y la sequía en los vientres maternos de los seres humanos),
Todos sabían que de ese lugar maldito no se salía si habías probado sus frutos, pero hacía meses que Perséfone había sido raptada e incluso los dioses comían de vez en cuando, así que cuando Zeus vio el percal, (si Perséfone seguía con su hermano, la fecundidad en la tierra sería nula, y si la devolvía a su madre, Hades entraría en cólera y empezaría una guerra contra él), decidió que Perséfone pasara en el inframundo tantos meses como semillas de granada, (la fruta del submundo), hubiera comido y el resto los pasaría con su madre Démeter.

Así explicaban los antiguos griegos el porqué durante seis meses la vida en la tierra era merma, seca y estéril y porque esta misma vida renacía para durante seis meses más, dar sus frutos y llenar a Gaia de esplendorosa hierba verde.

Las leyendas de la mitología griega, (y digo griega pues lo único que hicieron los romanos fue copiar a sus dioses y sus historias cambiando los nombres), están llenas de explicaciones a todos los sucesos de la tierra. Plenas de héroes, dioses y semi dioses que me dan que pensar que puede, que en nuestro camino hacia la sabiduría o hacia las explicaciones científicas hayamos perdido un poco de espíritu caballeresco, de alma imaginativa, de capacidad de contar mediante cuentos y sueños lo que lleva sucediéndonos miles de milenios.
Me gustan los científicos, pero anhelo un poco de esa mitología que transformaba en algo inusual, las cosas más sencillas.

Y como me gustan las leyendas, adoro a los héroes y heroínas, que aunque no hayan llegado hasta nuestros días, también existieron. Y temo la pérdida de estas historias y que el mundo se olvide de su propia imaginación para darle una explicación científica y veraz a absolutamente todo.

¡Pero vamos! Si incluso le han dado una explicación al amor y han medido incluso las emociones. ¿Cómo pueden creer que pueden medir los sentimientos? ¡¡Por favor!!

A veces creo que somos demasiado cerebrales y que intentamos que todo tenga su explicación. Que no nos dejamos llevar por los sentimientos, como si estos no valieran nada y a veces creo, que en el mundo no puedes triunfar si sólo haces caso de tu cerebro, pues este nada entiende de pasión, de arte, de sueños y de vida onírica.
Creo que el mundo esta lleno de cobardes que sólo apuestan por aquello que saben que va a ser un éxito seguro, sin querer probar otras vías que llenen sus cabezas y no sus bolsillos. Dicen que todos los héroes acaban muertos, por eso son héroes, aunque yo prefiero ser un héroe y que la gente escriba sobre mi haciéndome perdurar en la historia, (pues no hay forma mas bonita de seguir vivo cuando tus días acaban), que ser un cobarde con los bolsillos llenos de un dinero que no voy a disfrutar por miedo a que no haya más cuando este se termine.

Dicen que si la vida te da limones, no has de olvidar de pedir tequila y sal, y aunque a mi no es que me haya dado limones, si no que el silencio es la respuesta, cosa que creo que es peor, pues no sé ni siquiera si algún editor ha leído la novela o ha quedado entre los cientos de ejemplares que llegan cada día a sus oficinas, estoy en la tesitura de mostrarles a esas editoriales que mi novela es buena, que le gusta a la gente y que es muy comercial, a pesar de que dicen las malas lenguas que la gente cada dia lee menos.
Será que no les damos historias que les inciten a leer, será que nadie quiere leer cosas políticamente correctas, si no que quieren realidad con una pizca de esperanza y sueño. Será que las editoriales no se atreven a publicar según que historias, que harían pensar a la gente que la vida no es como se la han contado, si no que tiene miles de matices que han de descubrir por si mismos.

Me pregunto que pensaría Perséfone al ver como otros decidían su vida. Seis meses con Hades, su esposo y seis meses con Démeter, su madre.
Puede que todos seamos Perséfone y que el mundo esté decidiendo nuestro futuro sin preguntarnos.

Hoy empieza la Primavera, los bulbos renacen de la oscuridad de la tierra en la que el invierno les obliga a estar y las flores aparecen tímidas entre los primeros rayos calientes del sol. Todo renace, todo vuelve a la vida y puede que sea hora ya de renacer de nuestras propias cenizas, de coger nuestros deseos y de convertirlos en realidad.

No podemos perder el tiempo, pues Perséfone volverá al inframundo en seis meses y puede que una vez allí decida no volver a aparecer, pues... ¿Quién querría ser una simple doncella en la tierra pudiendo ser la reina del inframundo?

Slow life y feliz Primavera.

viernes, 18 de marzo de 2011

Día del Padre


Mañana es el día del Padre y hoy quiero mostraros tres párrafos de mi novela, donde el protagonista cuenta parte de su turbulenta historia con su progenitor, pues quisiera dedicar la entrada de hoy a mi propio padre.

 "Sólo una vez quise preguntarle el porqué de su insistencia y jamás volví a tocar el tema, pues me empujó con tal fuerza que mis huesos se estrellaron contra la chimenea de piedra del pequeño salón. Ni siquiera se disculpó, ni siquiera me ofreció su mano para que me levantara y por supuesto, ni siquiera preguntó si me había hecho daño. Esa fue la primera vez que me pegó y desde ese día, sus palizas fueron casi a diario, hasta que aprendí por la fuerza a mantener la boca callada y a no cruzarme en su camino, aunque eso significara que una coraza de hielo envolviera mi corazón, haciéndolo incapaz de amar a nadie" 
 
"¿Quise alguna vez a mi padre? Me ha costado muchos años poder hacerme esta pregunta, pero aún, hoy en día, creo que no me atrevo a contestar"

"No sé de donde saqué el valor, pero fue un error decírselo a mi padre, pues su gran mano abierta cruzó mi cara echando hacia atrás mi cuerpo. No caí al suelo ya que una de las sillas del comedor me paró y él, sumamente enfadado, estrelló su puño cerrado contra mi estómago, cosa que si hizo que, entre estertores de dolor, cayera al suelo y me quedara allí. Quería mirarle, necesitaba saber si esta vez, iba a ofrecerme su mano para que pudiera levantarme, pero lo único que encontré fue su mirada de odio que traspasó mi piel quedándose pegada a la capa de hielo que cubría mi corazón"

Parece ser, que si lo que importa no tiene un día de celebración, es que no importa mucho, aunque supongo que a nadie se le ha de recordar que las cosas que de veras importan, son las que no necesitan día de celebración, pues las tienes presentes cada día de tu vida.

Recuerdo que de pequeña, decía en el colegio que mi padre era Robert Redford e incluso llevaba una foto suya en mi cartera para poder mostrarla. Realmente no se por qué lo hacía, supongo que veía en Robert a un ser atrevido, osado, que vivía aventuras en sus películas y que hacía cosas que mi padre jamás hubiera hecho, aunque nunca tuve la curiosidad de preguntarle, pues él era mi padre.

Me crié, como he dicho en alguna ocasión, en una familia anclada en los cincuenta, donde las mujeres teníamos nuestro sitio, aunque recuerdo que en casa, siempre se hacía lo que quería mi madre, (el poder en la sombra). Sabéis que tuve una magnífica infancia, pero recuerdo ver a mi padre como un ser serio al que respetaba y obedecía sin rechistar. Jamás fue rudo,  pues creo que nunca hubiera sido capaz de hacerlo por su extrema bondad, pero mi madre lo usaba para infundarnos una especie de temor amoroso y recuerdo que su frase favorita era: "Ja veuràs quant vingui el papa", aunque cuando mi padre llegaba, lo único que hacía era hablar con nosotros en privado en su habitación y decir que no lo volviéramos a hacer.

Aún así, siendo tan benevolente y tan buena persona, durante mi adolescencia, también recuerdo haber oído la típica respuesta a mi pregunta de ¿Por qué? Que no era otra que: Porque yo lo digo.

Siempre me han educado en el amor y si de algo ha pecado mi padre, (mis padres), es de querernos demasiado, aunque ojalá todos los padres pecaran así.

Dicen, los expertos, (para no gustarme, ay que ver lo mucho que uso esta palabra), que las mujeres buscamos que nuestra pareja se parezca en el fondo a nuestro padre y que nos influye la relación que con él hemos tenido. Si algo recuerdo de mi paso por mis noviazgos es que iba buscando consciente o inconscientemente a los chicos que no se parecían a mi padre y cuando ya pensaba que había elegido al más dispar en cuanto a caracteres y forma de vida, los años me han demostrado que aunque totalmente diferentes, mi pareja, alberga la mayor bondad del mundo y que, por una vez en la vida, he de dar la razón a mis amigos los expertos, pues aún siendo muy diferentes y teniendo un carácter totalmente opuesto, en el fondo, buscaba un hombre bueno y ahora puedo decir, que lo encontré.

No quería ponerme sentimental en el tema de los padres, pero creo que lamentablemente me va a ser imposible pues, aunque me resulte muy difícil, quisiera confesar una cosa, aunque no creo que él pueda entenderla... Bufff... No sabéis lo difícil que es para mí...

Tengo la sensación que jamás le he dicho todo lo que siento a mi padre y no sabéis lo mucho que ahora lo lamento. Sé que nunca le traté como debía y que en nuestra relación, él ha dado mucho más que yo.

Sé que mi madre le leerá estas palabras, pero no sé si él las entenderá o si recordará que yo soy su hija, aunque la mayoría de veces que me tiene delante, lo hace.
Debido a una enfermedad degenerativa, mi padre, ya no es aquel caballero andante que dejaba que sus hijos se colgaran en sus brazos, (los cuatro a la vez), demostrándole a mi madre lo fuerte que era, pero para mí seguirá siendo mi padre. El único ser a quien podría perdonarle cualquier cosa aunque sé que jamás hizo ni haría nada que necesitara mi perdón.

Le amo, no lo suficiente, no como debería amarle, pero le amo.

Y amo cada recuerdo que tengo de él. 
 
Su porte, elegante, limpio, caballeroso, respetuoso y de carácter templado. Siempre sencillo y trabajador. Recuerdo que jamás decía una palabra más alta que la otra, jamás se alteraba. Era respetuoso con sus padres que aún llamaba de usted, y amoroso y cálido con mi madre a quien le robó el corazón el primer día que se vieron, tanto que se quedó en España por él.
Creo que nunca le he visto enfadado y sé que ha hecho más de lo que debía por todos nosotros, para darnos absolutamente todo lo que nuestras egoístas bocas solicitaban.

Él simplemente ha sido y será ÉL.

Sólo puedo decir eso, aunque sé que los que me conocen y le conocen, saben lo mucho que digo con tan poco.

Slow life, feliz fin de semana y un beso a todos los padres del mundo.

jueves, 17 de marzo de 2011

Tres días y Primavera


Antes de escribir sobre la última entrada que cierra las etapas del hombre/mujer, quiero contaros que hoy creo un poco más en el ser humano, a pesar de que cada vez lo pone más difícil. Digo con orgullo que soy una amante de los animales y que adoro la raza canina y que hoy, he llorado viendo un vídeo de un buen samaritano que revivía a un boxer al que le había dado un paro cardiaco mientras jugaba en el parque. Algunos dirán, vaya tontería, pero me da igual. Saber que existen personas que son capaces de hacerle el boca a boca y darle un masaje cardiaco a un perro moribundo, me llena de orgullo y me devuelve la fe en el ser humano.

VEJEZ (78 a 100, o más)
No sé donde escuché una vez, que cuando naces empiezas a morir y que comienza la cuenta atrás de tu vida. Supongo que a más de uno le debe horrorizar esta frase, aunque sabiendo que irremediablemente es verdad, no sé porqué ha de horrorizarnos.
Qué la vida es una sucesión de etapas, es cierto. Vivimos cuando experimentamos, cuando aprendemos, al reír o al llorar, al sentir, al abrir los ojos y encontrarte con un nuevo día. La vida es una sucesión de experiencias que te convierten, (al menos a algunos), en persona.

Mi madre, (que es muy simpática), siempre me dice que le gustaría ver por un agujerito que tipo de viejecita soy. Ella cree que seré una bolita, bajita y regordita, pues lamentablemente he sacado los genes de mi padre y no soy ni alta, ni esbelta, como lo era ella y ni siquiera tengo sus ojos azules.

Los caprichos de la genética que es así de cabrona...

Pero, que queréis que os diga. A mi ese comentario me hace mucha gracia, pues aunque no sé que me espera durante mi vejez, sólo anhelo poder estar rodeada de mi gente y tener la cabeza lo suficientemente bien, como para seguir escribiendo mis historias, por muy bajita y regordita que sea.

¡Así, sí que trabajo yo hasta los sesenta y siete e incluso hasta el fin de mis días, si hace falta!

Tengo una teoría que, aunque no está demostrada, me ronda muchas veces por la cabeza. La vejez no es una etapa de la vida que te llega a cierta edad, pues conozco a mucha gente que ni siquiera tiene los cincuenta y ya son viejos. Por ello, siempre he creído que tienes la edad que tu estado de ánimo te permite y que si te sientes joven y bien, no tienes que temer a la vejez como si fuera una enfermedad. Seguro que más de uno, que ahora ya no está en este mundo, hubiera dado la mitad de sus riquezas por llegar a viejo.

Lo único que, por la experiencia vivida por los ancianos que me han rodeado, puedo decir en contra de la vejez, es que lamentablemente, cuando llegas a una edad, parece como si el mundo te diera la espalda. Supongo que las cosas cambian, la sociedad se transforma y que empiezas a darte cuenta que a veces lo que te enseñaron, no era del todo cierto, o que las cosas que antes estaban mal, ahora están bien, aunque yo creo que, lo que ocurre, no es que fuera mentira lo contado, es que te faltaban datos, y tras una larga vida, esos datos han llegado a ti completando la información dada por tus mayores, y te das cuenta, que la vida ha cambiado y tú con ella, aunque ha de ser difícil reconocer que puede que te hayan robado algo de vida y que te hayas perdido muchas experiencias por el tipo de educación recibida.
Por poner un ejemplo, si tuviera aquí a uno de mis mayores le preguntaría que piensa de la independencia de la mujer, de los matrimonios gays, de la inmigración o de que el sexo esté tan de moda. Creo que, aquellos que ya hace mucho murieron, no entenderían nada sobre estos temas, pero si vivieran, deberían apechugar con ellos y aprender a vivir en este nuevo mundo, aunque no creo que les fuera fácil entender ciertas cosas.

Lo bueno, sin entrar en polémicas banales, es que estos cambios siempre son para mejor.

Lo único que temo de la vejez, es que parece, por lo que he visto en hospitales, ambulatorios, peluquerías y demás locales donde se ve a gente anciana, que al llegar a cierta edad, la gente cree que te has vuelto idiota o que vuelves a tener cinco años. No es que nuestros ancianos lo sean, es que hay mucha gente que les trata como si fueran críos, les hablan y les miran como si no tuvieran raciocinio y les "soportan".

¡Qué palabra más fea! Soportar y tolerar son dos de las palabras que más odio en el mundo.

Ha de ser bochornoso, que tras toda una vida de experiencias, la gente te soporte o te tolere. Lo curioso es, que si un anciano se pone borde, entonces le tachan de loco, de ido y de demente senil, sin pensar, que a lo mejor, lo único que le pasa es que está hasta los cojones de aguantar cierto tipo de cosas.

Con suerte muchos de nosotros llegaremos a viejos con la mente despierta y con las agallas para seguir teniendo nuestra vida, tal como nosotros la deseamos, pero otros, lamentablemente acabarán bailando el baile de los pajaritos en una residencia o terminarán sus días siendo soportados por sus familiares más allegados.

Si, ser viejo hoy es un poco como ser niño, nadie te respeta cuando deberían  reverenciarte por haber llegado hasta donde lo has hecho. Se ha de tener mucho empuje y mucho aguante para llegar a ser viejo y hemos de recordar que no todos lo consiguen.

Solo deciros que me jode mucho que la gente trate a los viejos como críos desvalidos. Como juguetes rotos con los que nadie quiere jugar.
Puede que debiéramos mirar al pasado e incluso, aún diría más, mirar las tribus primitivas, que veneran a los ancianos por las experiencias vividas, podríamos aprender mucho sobre el trato que se merecen, que falta nos hace.

Seguro que algunos de ellos ya viven en Slow Life, aunque ni siquiera saben que significan esas palabras. Sólo espero que vivan así durante muchos años más.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Cuatro días y Primavera


He de decir que me cuesta no salir del tema sobre el crecimiento personal del ser humano, cuando contemplo todas las noticias que me rodean. Cuando veo como las personas que nos gobiernan, que tienen el poder de mejorar el mundo, hacen muy poco, imponiendo la ley del mínimo esfuerzo, aludiéndolo a demagogias baratas, crisis del miedo, y esperas a las decisiones de los expertos.
He de decir, que no es que no crea a los llamados expertos, pues, aunque me guste ser aprendiz de mucho, respeto a aquellos que se dedican a ser maestros de una sola cosa. Lo que ocurre, es que temo que esos expertos siempre estén supeditados a las órdenes o directrices de alguien superior a ellos, que son quienes deciden de verdad, que hacer con la información aportada por esos maestros.

Hoy no quisiera indignarme, no quisiera dar mi opinión sobre todo lo que está ocurriendo, aunque me niego a construir una burbuja que evite darme cuenta que el mundo está cambiando a grandes zancadas, pues no quiero que llegue un día en que vuelva a toparme con otro gran muro.

Hoy quisiera seguir hablando sobre otra de las etapas de la vida.

MADUREZ (50 a 77 años)
Ya sabéis que las edades en las que implico el título de la misma, no tienen validez científica y que son puestas según mis propias experiencias. 
Dicen que a partir de los sesenta y cinco ya entras en la vejez, en la tercera edad. ¡
Qué gracia me hace esto de la tercera edad!
La verdad es que me hace mucha gracia, que la sociedad decida cuando eres o no viejo y pienso en qué edad debería tener quien dijo por primera vez esto de tercera edad.

Dicen que a partir de los treinta, tanto en hombres como en mujeres empieza el deterioro del cuerpo y de la mente... claro, por eso, Gandhi consiguió la independencia de la India con setenta y siete años, Teresa de Calcuta recibió el nobel de la Paz con sesenta y nueve, Sean Connery fue nombrado Caballero de la Corona Inglesa con setenta y Da Vinci, pintó su obra maestra, "La Gioconda", con cincuenta y uno, (aunque esta no obtuviera su actual reconocimiento hasta cuatrocientos años más tarde, siendo esto ya otro tema).

Dicen que la etapa de la madurez es cuando encuentras la paz contigo mismo, cuando en teoría los problemas se calman, la vida te va mejor que nunca y cuando nuestros mares interiores están pausados y no rompen contra las rocas escupiendo las gotas de agua salada convertidas en espuma rabiosa que te salpica cada dos por tres la cara.
No sé si lo que ahora voy a contar le pasa o le ha pasado a todo el mundo o si en otras generaciones también ocurría, pero, me da la impresión, que la juventud de hoy día, se cree más inteligente que las generaciones pasadas y creen que los "mayores" no saben o sabemos nada que ellos no sepan.

Siempre he creído que el secreto de la vida se basa en una frase y por ahora, no me ha ido mal: - Vive el presente, espera el futuro y respeta y aprende el pasado -

Es curioso que algo parecido aparezca en el Peri Em Heru o libro de los muertos, datado aproximadamente hacia el dos mil antes de Cristo, lo que me da por pensar, que sí, que es verdad que todo está inventado, pero que muchos sólo viven el presente, como si no hubiera futuro y como si no hubiera existido el pasado. ¡Qué presente más vacío deben tener!

Bien. La respuesta de porqué he alargado la madurez a los setenta y siete años es porque me niego a incluir en la Vejez a mi propia madre. ¿Por qué? Porque ella jamás será vieja y si he de aprender de ella algo que me sirva en la vida, (a parte de no dejar influirme por los demás), es que se pasa por el forro todas esas zarandajas de la vejez y de los achaques, aunque le fastidie enormemente que la traten como una vieja desvalida, (que algunos si la tratan así, véase médicos, enfermeras y demás personas que ni siquiera se paran a conocerla).

Me pregunto como seré yo dentro de veinte años, donde estaré, si el mundo será igual, peor o mejor, y sobre todo si mi aportación a la humanidad habrá cambiado en algo el mundo que nos rodea. Ni siquiera quiero preguntarme si habré conseguido mis objetivos en la vida, pero en cambio si puedo ver que hay mucha gente que se preocupa de una manera desmesurada por ese futuro incierto sin pensar que cada uno de nosotros podemos, (en mayor parte, sin olvidarnos de la sociedad que nos rodea), construir ese mundo y ese futuro en el que queremos vivir.

Parece que cuando eres maduro, tienes "por cojones", (permitirme ser algo mal educada), olvidarte de tus sueños, de tus objetivos y pensar que ya no tienes tiempo para hacer nada de lo que habías proyectado hacer.
¡Qué tontería más absurda! ¿Es que acaso dejas de vivir cuando te conviertes en una persona adulta o madura? ¿O es que de veras crees que comportándote como cree que te has de comportar la sociedad serás más feliz?

Hace un tiempo llegó a mis manos un escrito que decía así:

"Nos convencemos a nosotros mismos que la vida será mejor después.... Después de terminar la carrera, después de conseguir trabajo, después de casarnos, después de tener un hijo, y entonces después de tener otro. Luego nos sentimos frustrados porque nuestros hijos no son lo suficientemente grandes, y pensamos que seremos más felices cuando crezcan y dejen de ser niños, después nos desesperamos porque son adolescentes, difíciles de tratar. Pensamos: seremos más felices cuando salgan de esa etapa.
Luego decidimos que nuestra vida será completa cuando a nuestro esposo o esposa le vaya mejor, cuando tengamos un mejor coche, cuando nos podamos ir de vacaciones, cuando consigamos el ascenso, cuando nos retiremos..
."

El escrito sigue por este camino, diciendo que no hay mejor momento para ser feliz que AHORA.
Pero temo que algunos creen que hay un tiempo límite para hacer las cosas.

¿Qué a todos se nos acaba el tiempo? Eso está claro. Pero la gracia de la vida es que jamás sabes hasta cuando durará, así que dejémonos de tonterías como es poner nombres y etapas a la vida y que cada cual se comporte como le pida el corazón y el alma.

¿Tercera edad? Ya me gustaría a mi llegar a esa edad con la energía que ahora mismo tienen muchos de los que se encuentran en ella.

Slow life y permitidme hacer mía una frase que adjuntaba el escrito anterior y que me parece realmente encantadora:

"TRABAJA COMO SI NO NECESITARAS EL DINERO, AMA COMO SI NUNCA TE HUBIERAN HERIDO, Y BAILA COMO SI NADIE TE ESTUVIERA VIENDO"