miércoles, 27 de marzo de 2013

Los humanos son monos locos



Cuando menos te lo esperas, llega a través de las redes sociales una frase a la que no haces mucho caso al acompañar a un chiste gráfico, aunque, cuando las luces se apagan y te quedas a solas con tus pensamientos, esa frase repiquetea en tus sienes porque en verdad ha calado hondo en tu subconsciente.
Al menos esto es lo que a mí me ocurre a veces. Así ha sido con la frase que da título a esta entrada.

¿Será cierto que el ser humano se ha vuelto loco? ¿Será verdad que lo que algunos pretendemos llamar evolución, se trata solamente de locura? ¿Es posible que lo único que nos diferencie de nuestros primos hermanos, los simios, es que nos hemos vuelto locos?

Hace unos años que, supongo como muchos, me doy cuenta que todo aquello en lo que me decían que debía creer, está haciendo agua. Parece que como el Titanic, aquellos poderes que nos habían vendido como estables, se hunden irremediablemente y en su hundimiento arrastran a los de siempre, a los pobres y a los desvalidos, a los que no se pueden pagar una justicia, o simplemente a los que son incapaces de poseer la llave que abre la puerta a una salida digna, (esto lo entenderéis si habéis visto la peli).

¿Ha perdido el norte el ser humano? o acaso es que es más fácil ver sus maldades que todo lo bueno que hay dentro de nuestro corazón.

Para que comprendáis a que me refiero, os voy a contar literalmente que palabras acompañaban al título de hoy, recordando que la mejor forma de hacer llegar un mensaje es disfrazándolo de broma o chiste.
Papá, papá, ¿qué es el ser humano? – le pregunta un cachorro orangután a su progenitor.
Mira hijo, los seres humanos, son monos sin pelo que se creen que son los dueños de todo. Construyen cuevas de piedra que llegan hasta el cielo y su ego y su codicia no conocen límites ya que cogen de la tierra mucho más de lo que necesitan. Destruyen el hábitat, contaminan el aire y ensucian los mares. Los humanos esclavizan a otros humanos y dejan que parte de la manada muera de hambre para hacer más ricos a unos pocos. Construyen máquinas para matar a otros seres humanos y tarde o temprano se exterminarán a ellos mismos. Los humanos son solo monos locos.

Bien. Puede que en esa vorágine de evolución hayamos perdido nuestro camino. Puede que algunos estén locos y esos mismos locos nos llaman antisistema, pseudo terroristas y antisociales a los que de alguna manera intentamos retomar las riendas de nuestra propia evolución.

Ahora que nadie cree en la política y en los estamentos de poder. Ahora que la gente tiene cada vez menos miedo a quejarse, a salir a la calle y a decir lo que piensa. Ahora esos monos locos que nos gobiernan, en vez de mirarse al espejo, reconocer sus errores y dar una solución que guste a toda la manada, no solo a unos pocos, ahora ellos deciden lo que está bien y no. Ahora dicen que nadie debe acosar a un gobernante en su propia casa. Cuando ellos acosan y derriban a los que no pueden defenderse. Ahora que están viviendo en sus propias carnes lo que una gran mayoría sufre, ahora vuelven a la carga con lecciones morales que jamás han cumplido.

¿Está la sociedad preparada para un cambio en nuestras vidas? ¿Estamos preparados para decir basta a las injusticias? ¿Podemos cambiar las cosas verdaderamente? ¿Podemos hacer que el gobierno dimita en bloque sin comenzar lo que algunos temen, que no es otra cosa que una guerra civil? ¿Sería esa la solución o llegarían otros monos locos que harían lo mismo?

Siempre me he preguntado, o al menos desde que comprendí que el mundo no es igual para todos, si existe algún político que de verdad quiera proteger a los más débiles, que quiera poner al servicio de aquellos que nada tienen, lo básico para poder vivir dignamente, un trabajo por el que no tengas que esclavizarte de por vida por miedo a que te echen, una vivienda digna por la que no tengas que trabajar tantas y tantas horas que ni siquiera te quede tiempo para disfrutarla, una sanidad pública y de calidad, en la que no te de pavor ponerte enfermo, una educación que realmente culturice a nuestros jóvenes y no que les aletargue delante de programas basura que solo enseñan que la cultura no sirve para nada y que siendo lerdos e imbéciles se gana mucho más dinero que siendo alguien inteligente.

Y si existe, ¿van a dejar esos mismos estamentos de poder, en los que ya nadie cree, que lo haga? ¿De veras van a permitirle que cuide de su pueblo?

La verdad es que por mucho que me devaneo los sesos, no tengo las respuestas a esas preguntas. Solo sé que si no aprovechamos el momento que la vida nos está brindando para realizar los cambios oportunos en nuestra sociedad, vamos a perder completamente el norte y entonces sí, entonces, tan solo seremos unos monos locos.

Slow life. Por un cambio justo y adecuado a las necesidades de todos.

P.D: Felices vacaciones de Semana Santa, o como queráis llamar a estos días de asueto, y muchos besos, que como dice mi madre, lo curan todo.

martes, 5 de marzo de 2013

El honor de los políticos



Marzo se presenta frío, lluvioso y gris. A pesar de ello, cuando me pongo a escribir, (odiando como odio los días grises), puedo llegar a ver en las gotas de lluvia que se aposentan en mi ventana, notas melancólicas porque el invierno está llegando a su fin.

Desde la ventana de mi despacho, veo, cuando el día lo permite, la montaña de Collserola, sobresaliendo poderosa por encima de los tejados de Barcelona. A veces pienso en mi añorado barrio de L’Eixample donde nací, y sé que aunque yo sea una de sus hijas, estas vistas con las que escribo, cada vez que lo hago, es algo que no todo el mundo tiene. Doy gracias por ello, en un país, en un mundo, donde creo que la gente ha dejado de dar las gracias por cosas que ya no se valoran.

En mi anterior entrada os decía que iba a hablar de política solo una vez al mes, porque no creo que estos señores, que tendrían que estar en la cola del paro por lo mal que lo están haciendo, se merezcan más. Parece que el estado paternalista que en teoría cuida de nosotros, ha conseguido lo que todo poder quiere, aletargar al pueblo tras unas cuantas manifestaciones, que si lo miramos bien de poco han servido, aunque me vanaglorio al decir que he formado parte de ellas y que seguiré formando parte de aquellas con las que esté de acuerdo con su mensaje.

El otro día pensaba en las palabras del barbitas, (lo siento anónimo si este calificativo te molesta, pero por mi parte no se merece otro nombre), cuando dijo que él sabía que no había cumplido ninguna de sus promesas, pero que tenía la conciencia tranquila porque estaba haciendo lo mejor para el país. Mire señor, lo que usted ha hecho se le llama estafa y a mí me enseñaron que los estafadores eran gente sin honor y también me enseñaron, que cuando una persona pierde el honor, lo pierde todo, porque ya nadie puede fiarse de él.

Los que siguen este blog deben saber ya que soy apartidista, porque no creo que en este momento exista ningún partido político que me represente, así que hablo de usted porque está en el gobierno. Si fuera socialista también hablaría de usted, no es algo personal... bueno, sí, si es algo personal, porque usted ha tomado la decisión de protegerme y de hacer lo mejor que usted cree para mí sin que yo se lo haya pedido, primero porque no le voté, pero... ¡Ja, ja, ja, ja! Espere, estoy pensando en toda la gente que le votó creyendo sus promesas, porque supongo que por eso se vota a un partido u otro, porque quieres creer en lo que te prometen. Esa carcajada no es porque me ría de ellos que bastante desgracia tienen al haber confiado en un ser tan mezquino como usted, me río de la situación y me pregunto en que estarán pensando o si aún confían en su partido. A mí se me caería la cara de vergüenza de cruzarme con cualquiera de sus votantes al saber que les he estafado, les he engañado y les he mentido, eso sí, siempre por su propio bien.

Sin querer compararle, porque sería horrible que pudiera compararle con el ser mas bueno que ha habitado la tierra, me recuerda en algo a mi padre, solo en el hecho de que él también tomaba decisiones por mí porque creía que era lo mejor. Eso sí, en aquel entonces yo era menor de edad y... ¡qué puñetas! él me había parido, así que lo aceptada de buen grado.

¿Sabe una cosa? Usted no es mi padre, usted no es el padre de la mayoría de españoles, usted debería gobernarnos, cumplir las promesas que le llevaron al poder y no tomar decisiones equivocadas porque cree que nos protege. La mayoría de nosotros le aseguro que ahora sabemos protegernos solos. Esto me recuerda a cuando habló de su niña, es verdad, ya apuntaba maneras, hablaba del país como si fuera una niña que necesitaba protección.
Eso es lo que siempre me va a separar de usted y de su partido, que siguen con ideas retrógradas de las que piensan que las niñas, las mujeres o el pueblo llano, al que usted compara con una niña, porque cree que es débil, necesitan su protección, cuando somos muy válidos y válidas de protegernos solos.

Solo tengo un padre... bueno, no voy a mentir, con la educación católica que me dieron, tengo dos, y mi señor barbitas, los dos están en el cielo muy por encima de usted, así que ni se le ocurra volver a decirme que hace todo lo que hace por proteger a su pueblo cuando lo único que está haciendo es hundirlo en la miseria.

Slow life... si nos dejan.

P.D: Para los que no lo sepan, la imagen que acompaña la entrada de hoy, es la Cruz Laureada de San Fernando, la más alta distinción española que honra el valor heroico, (el honor), que induce a acometer acciones excepcionales en servicio de España. Le aseguro que de poder darse a personal civil, (que en verdad no lo sé), ningún político sería merecedor de ella.