Jamás he pensado que una novela sea buena porque la avalen premios literarios, así como nunca he creído, que por tener un Oscar, una película, deba ser mejor que otra.
Realmente creo, que quien decide si un libro es bueno, es exactamente aquel que decide gastar su dinero en comprarlo, o sea, nosotros mismos como lectores. Puede que nos equivoquemos, puede que adquiramos ese libro y no podamos pasar de su cuarta página, bueno, si, es posible, aquí está la gracia de elegir por nosotros mismos un libro.
Por eso nunca leo un libro o voy a ver una película, SOLO porque haya sido premiada, o porque me la han recomendado. Lo compro o la voy a ver, porque su historia me interesa.
Cuando compro un libro, lo primero que hago es mirar la portada. Si el título me transmite algo interesante, entonces leo el prólogo, y si la historia que me cuenta este resumen, me parece curiosa, entonces leo el comienzo del primer capítulo, tan sólo la primera frase. Con estos datos y con esa única frase, decido si compro el libro o no. Me da igual el autor. Para mí, es insignificante si es novel o nobel, si lleva años en el mercado o si acaba de empezar, si es su primer libro o si tiene miles publicados.
No sé, puede que yo sea rara, aunque no más de los que compran los libros según el color de la portada para que le haga conjunto con las cortinas del salón, (que según un estudio, también los hay).
A veces me encuentro a mí misma pensando en que se está convirtiendo el mundo que nos rodea, cuando existe un montón de gente que no sabe lo que es disfrutar de una buena lectura. Supongo que el tiempo que nos ha tocado vivir es un tiempo de prisas, de rapidez, de ¡Hazlo ya!, de ¡Corre, que no llegas!, de ¡Rápido, no pierdas tiempo!.
Bueno. Pues desde hoy, aunque lo sé desde hace mucho tiempo, me declaro a mi misma como una perdedora de tiempo experta, (y eso que ya sabéis lo poco que me gusta esta palabra), bueno, espera, ya que me gusta tan poco, voy a buscar otra...
Experta... ¿Qué palabra podría substituirla? ¿Profesional? Mmmmm... ¡No! ¿Maestra? No, no creo que pueda enseñar este arte a nadie, pues esto es algo autodidacta. ¿Hábil? Mmmmm... ¡No! ¡Tampoco! ¿Avezada? ¡Ayyyssss! No me convence...
A ver, deja que mire el diccionario...
Tic...tac... tic...tac... tic...tac... ¡¡Ya!!
Soy: "Diestra perdedora del tiempo"
¿Por qué de entre todas las palabras que nuestra querida R.A.E nos ofrece he elegido esta?
"Diestra": Sagaz, prevenida y avisada para manejar los negocios, sin detenerse por las dificultades.
Estamos de acuerdo, que perder el tiempo no es un negocio, y supongo que también estamos de acuerdo, que, (hoy en día), esta frase suena realmente mal. Parece que en la época que estamos, perder el tiempo sea algo malo, pero es porque nos lo han hecho creer así.
El mismo verbo perder, dicen que significa: Dejar de tener, no hallar aquello que se poseía, sea por culpa o descuido del poseedor.
Pero... ¿Cómo se puede perder algo que no es tuyo? Porque... ¿De veras poseemos nuestro tiempo? ¿En serio es nuestro? A mí me parece que a veces, estamos de prestado y que nos sentimos con la obligación de usar ese tiempo al máximo, llenándolo incluso de mucha estupidez y de muchos problemas que en verdad no lo son. Preocupándonos por cosas que en realidad, si lo piensas bien, no está en tu mano cambiar, o simplemente, no estamos dispuestos a cambiar.
Seamos sinceros con nosotros mismos.
¿De verdad vale la pena ser perfectos? ¿Ser como la sociedad dice que tienes que ser, es realmente lo que quieres? ¿Haber si nos estarán engañando?
Dejad que mi mente extraña, os explique lo que es para mi perder el tiempo hoy en día.
Un atardecer en la ciudad. Un tiempo cálido. Una terracita que se llena con los últimos rayos de sol. Un buen libro para leer junto a una copa de vino blanco y frío. Desconectar el teléfono, poner una melodía deliciosa, que llega suavemente como una sencilla oleada desde lejos, y que hace, juntamente con la lectura, perderte en un mundo creado por alguien, que ha tenido el suficiente valor, para sentarse delante de una página en blanco y escribir lo que su mente y su corazón piensa.
Por supuesto, para mí, eso no es perder el tiempo, pero así lo llama la sociedad de hoy en día. He oído millones de veces que leer es perder el tiempo, que mejor esperarse al resumen de la película.
Que el tiempo sigue pasando mientras te enfrascas en la lectura, y que hoy en día, no se nos debe permitir perder nuestro tiempo, porque realmente no es nuestro.
¡Me Niego! ¡Mi tiempo es mío! ¡Y si esto es perder el tiempo, me gusta perderlo!
Y desde hoy me proclamo como:
"Diestra en perder el tiempo"
¡Quiero perderlo! ¡Quiero vivir los mundos que otros han creado para mí! ¡Quiero vivir los propios mundos que yo misma creo! ¡Quiero pensar que no todos somos autómatas que solo pensamos en el trabajo, en el dinero, en el poder, y en cumplir nuestros sueños, mientras estos mismos se nos escapan de las manos!
¡Quiero alimentar mi propia vida de las miles de historias preciosas que una buena lectura nos puede aportar!
¡Quiero conocer a los personajes que los creadores crean desde cero, formándolos poco a poco mientras les dan vida, mientras les hacen sentir, gozar, sufrir, amar!
No hay nada mejor que un buen libro. Pero no dejes que decidan por ti que libro es bueno, porque nadie está dentro de tu mente, y nadie mejor que tú, sabe que es lo que necesitas.
La próxima vez que vayas a comprar un libro, permítete el tiempo de perderlo. Abre su primera página y busca en esa primera frase que es lo que el creador, (llamado autor), quiere mostrarte. Que es lo que quiere transmitirte.
No compres solo porque tenga un premio, o porque sea de alguien conocido, o porque lleve muchos años en el mundo literario. Compra ese libro porque ha llegado a tu alma. Porque no se puede leer con el cerebro, se debe leer con el corazón.
Slow life y una feliz lectura.
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