miércoles, 27 de abril de 2011

El camino hacia la libertad



No voy a poner en duda qué el ser humano es complicado. Todo sin ser psicólogos, cualquiera puede llegar a comprender que nuestra naturaleza no es fácil de entender y que cada persona es un mundo que piensa de múltiples formas diferentes, aunque algunos intenten encasillarnos en grupos según nuestras reacciones, nuestros sentimientos, y/o nuestros pensamientos.

Tengo una teoría de las mías que me dice que el ser humano tiene un conflicto interno y muy profundo con algo tan simple como la verdad. Desde pequeños se nos inculca que mentir está mal, pero a la vez, compruebas que los adultos se mienten a causa de diversas circunstancias; Por no ofender puedes decir a un amigo que su aspecto es inmejorable, cuando no es así, o mentir a tu jefe diciendo que te encuentras mal, cuando lo único que necesitas es un día de descanso, o explicarle a un amigo con el que no has querido quedar que estás demasiado ocupado, cuando estabas tirado en el sofá...etc...etc...
Esas actitudes se quedan impregnadas en la consciencia del niño que se pelea con lo que está mal, (mentir) y lo que ve en su vida diaria, (las reacciones de los adultos cuando no deseamos decir la verdad). No hablamos ya de las mentiras piadosas, o las que pueden sacarnos de un apuro, que también, pero creo yo, que la mente del niño que está aprendiendo lo que le enseñamos, va más allá de quedarse con el: "No está bien que mientas", "No se debe mentir", y en su cabeza se confrontan esas enseñanzas con: "Le he mentido para que no se ofenda", "Le miento porque no aguantaría la verdad".

Creo que, quiera o no la sociedad, aprendemos a mentir desde bien pequeños, ocultando nuestros propios deseos, solo por que esta nos coarta para que nunca lleguemos a ser quien en realidad queremos ser.
Por suerte algunos, (muy pocos), nos hemos liberado de ese yugo y ya casi no tenemos que mentir. Hemos aprendido que a nadie le gusta la verdad, pero convivimos con ello pues sabemos las posibles reacciones de la gente a tus palabras y las aceptas porque te das cuenta que es algo natural que se enfaden, se entristezcan o incluso se ofusquen cuando les dices lo que nunca quieren oír, (siempre con cariño y educación), por supuesto, que eso jamás ha de faltar.
Algunos dirían que somos seres perfeccionistas, pero nada más lejos de la realidad. Creo que el ser humano perfecto no existe, y si existe, debe ser lo más aburrido que te puedes encontrar. Odio la perfección, porque te coarta en tus acciones y en tus reacciones. Una persona perfecta debe estar en todo momento vigilando sus palabras y sus acciones. Debe estar tan pendiente de si misma y de lo que dice, que no debe ser capaz de disfrutar de esa imperfección tan maravillosa que nos convierte en seres únicos, y lo más importante, está tan pendiente de si mismo, que es incapaz de escuchar lo que los seres que tiene delante quieren decirle.

Todos tenemos un lado oscuro, aquel que desde pequeños nos han enseñado a ocultar. "Eso no se hace, eso no se dice, eso no se piensa". Es curioso cuando te conviertes en un adulto libre, como estás sometido a esas mismas "leyes no escritas", pues no puedes hacer lo que te de la gana, no puedes decir siempre lo que piensas, y a veces, incluso no puedes pensar lo que quieres, pues en un mundo represivo, tus propios pensamientos pueden dañarte de tal manera que acabas por controlarlos.

Pero hay un momento, que por suerte algunos encuentran antes de hora, que es cuando te das cuenta que ya no te importa lo que la gente piense de ti, que te da igual si creen que estás algo loca o que, (y perdonad la expresión), "te la suda mucho" lo que digan de ti.
Muchos jamás llegan a encontrar esa liberación, otros se pasan la vida buscándola, y otros ni siquiera saben que existe un punto en la vida en el que todos hemos de liberarnos del yugo de una sociedad que te dice que has de hacer, como te has de comportar y lo más grave, cuales deben ser tus pensamientos, tu religión o tus ideas políticas.

Supongo que la sociedad es como una manada, corre en una misma dirección, algunos van delante y otros van a la cola, pero todos caminan hacia un mismo lugar. Los reportajes de animales, a los cuales soy muy aficionada, jamás nos enseñan a uno de esos individuos reculando y cambiando de dirección, y creo que si alguno lo hiciera, sería arrollado por los demás o devorado por los carnívoros que les siguen al acecho.
Por suerte no somos animales y sabemos que si en algún momento queremos cambiar de dirección, lo más lógico es apartarse de la manada y rodearse de seres que como tú, piensan que otro camino es posible y que aunque el camino que siguen los demás es el más fácil, ese no es para ti.

Algunos tachan a esos seres de incoformistas, antisociales o políticamente incorrectos, otros les llaman sabios locos, literatos engreídos y otras muchas cosas más. Yo les llamo, personas que han decidido vivir su vida en libertad, sin que la sociedad les manipule, sabiendo que la única verdad es la que ellos mismos creen. Son gente sin pretensiones que tan sólo quieren hacernos ver que otro camino es posible, algunos adelantados a su tiempo, otros que viven en una utopía que ellos mismos se han creado, pero la mayoría viviendo al margen de una sociedad que ha decidido no evolucionar más, que se ha cansado de aprender, de pensar, de valorar, de amar y sobretodo ha tirado la toalla en la búsqueda de su propia libertad, cuando eso es lo único que nadie nos puede arrebatar.

Slow Life!!

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