Antes de escribir sobre la última entrada que cierra las etapas del hombre/mujer, quiero contaros que hoy creo un poco más en el ser humano, a pesar de que cada vez lo pone más difícil. Digo con orgullo que soy una amante de los animales y que adoro la raza canina y que hoy, he llorado viendo un vídeo de un buen samaritano que revivía a un boxer al que le había dado un paro cardiaco mientras jugaba en el parque. Algunos dirán, vaya tontería, pero me da igual. Saber que existen personas que son capaces de hacerle el boca a boca y darle un masaje cardiaco a un perro moribundo, me llena de orgullo y me devuelve la fe en el ser humano.
VEJEZ (78 a 100, o más)
No sé donde escuché una vez, que cuando naces empiezas a morir y que comienza la cuenta atrás de tu vida. Supongo que a más de uno le debe horrorizar esta frase, aunque sabiendo que irremediablemente es verdad, no sé porqué ha de horrorizarnos.
Qué la vida es una sucesión de etapas, es cierto. Vivimos cuando experimentamos, cuando aprendemos, al reír o al llorar, al sentir, al abrir los ojos y encontrarte con un nuevo día. La vida es una sucesión de experiencias que te convierten, (al menos a algunos), en persona.
Mi madre, (que es muy simpática), siempre me dice que le gustaría ver por un agujerito que tipo de viejecita soy. Ella cree que seré una bolita, bajita y regordita, pues lamentablemente he sacado los genes de mi padre y no soy ni alta, ni esbelta, como lo era ella y ni siquiera tengo sus ojos azules.
Los caprichos de la genética que es así de cabrona...
Pero, que queréis que os diga. A mi ese comentario me hace mucha gracia, pues aunque no sé que me espera durante mi vejez, sólo anhelo poder estar rodeada de mi gente y tener la cabeza lo suficientemente bien, como para seguir escribiendo mis historias, por muy bajita y regordita que sea.
¡Así, sí que trabajo yo hasta los sesenta y siete e incluso hasta el fin de mis días, si hace falta!
Tengo una teoría que, aunque no está demostrada, me ronda muchas veces por la cabeza. La vejez no es una etapa de la vida que te llega a cierta edad, pues conozco a mucha gente que ni siquiera tiene los cincuenta y ya son viejos. Por ello, siempre he creído que tienes la edad que tu estado de ánimo te permite y que si te sientes joven y bien, no tienes que temer a la vejez como si fuera una enfermedad. Seguro que más de uno, que ahora ya no está en este mundo, hubiera dado la mitad de sus riquezas por llegar a viejo.
Lo único que, por la experiencia vivida por los ancianos que me han rodeado, puedo decir en contra de la vejez, es que lamentablemente, cuando llegas a una edad, parece como si el mundo te diera la espalda. Supongo que las cosas cambian, la sociedad se transforma y que empiezas a darte cuenta que a veces lo que te enseñaron, no era del todo cierto, o que las cosas que antes estaban mal, ahora están bien, aunque yo creo que, lo que ocurre, no es que fuera mentira lo contado, es que te faltaban datos, y tras una larga vida, esos datos han llegado a ti completando la información dada por tus mayores, y te das cuenta, que la vida ha cambiado y tú con ella, aunque ha de ser difícil reconocer que puede que te hayan robado algo de vida y que te hayas perdido muchas experiencias por el tipo de educación recibida.
Por poner un ejemplo, si tuviera aquí a uno de mis mayores le preguntaría que piensa de la independencia de la mujer, de los matrimonios gays, de la inmigración o de que el sexo esté tan de moda. Creo que, aquellos que ya hace mucho murieron, no entenderían nada sobre estos temas, pero si vivieran, deberían apechugar con ellos y aprender a vivir en este nuevo mundo, aunque no creo que les fuera fácil entender ciertas cosas.
Lo bueno, sin entrar en polémicas banales, es que estos cambios siempre son para mejor.
Lo único que temo de la vejez, es que parece, por lo que he visto en hospitales, ambulatorios, peluquerías y demás locales donde se ve a gente anciana, que al llegar a cierta edad, la gente cree que te has vuelto idiota o que vuelves a tener cinco años. No es que nuestros ancianos lo sean, es que hay mucha gente que les trata como si fueran críos, les hablan y les miran como si no tuvieran raciocinio y les "soportan".
¡Qué palabra más fea! Soportar y tolerar son dos de las palabras que más odio en el mundo.
Ha de ser bochornoso, que tras toda una vida de experiencias, la gente te soporte o te tolere. Lo curioso es, que si un anciano se pone borde, entonces le tachan de loco, de ido y de demente senil, sin pensar, que a lo mejor, lo único que le pasa es que está hasta los cojones de aguantar cierto tipo de cosas.
Con suerte muchos de nosotros llegaremos a viejos con la mente despierta y con las agallas para seguir teniendo nuestra vida, tal como nosotros la deseamos, pero otros, lamentablemente acabarán bailando el baile de los pajaritos en una residencia o terminarán sus días siendo soportados por sus familiares más allegados.
Si, ser viejo hoy es un poco como ser niño, nadie te respeta cuando deberían reverenciarte por haber llegado hasta donde lo has hecho. Se ha de tener mucho empuje y mucho aguante para llegar a ser viejo y hemos de recordar que no todos lo consiguen.
Solo deciros que me jode mucho que la gente trate a los viejos como críos desvalidos. Como juguetes rotos con los que nadie quiere jugar.
Puede que debiéramos mirar al pasado e incluso, aún diría más, mirar las tribus primitivas, que veneran a los ancianos por las experiencias vividas, podríamos aprender mucho sobre el trato que se merecen, que falta nos hace.
Seguro que algunos de ellos ya viven en Slow Life, aunque ni siquiera saben que significan esas palabras. Sólo espero que vivan así durante muchos años más.
Hola que tal, me gusta esta entrada de hoy, y en referencia a las tribus primitivas, no hace falta remontarse tanto:
ResponderEliminarEn la cultura Japonesa, y china los ancianos son muy respetados por su sabiduria, en la Polinesia igual y en otras civilizaciones que todavia existen en Africa, Sudamerica, e incluso en la ya extinta nacion indo-americana sucede, tomemos ejemplo de ellos y:
slow life y continua asi disfruto mucho leyendo tus entradas.