Siempre que hay una cuenta atrás y llegas a tu destino, es como si alcanzaras por fin la Gloria. Llegar a tu meta, es como haber cumplido con tus objetivos y para mi, la llegada de la Primavera, es el renacer de mis propios anhelos y pienso, cada vez más, que, de no poder llegar a las editoriales, deseo que mi novela vea la luz, aunque tenga que seguir otro tipo de caminos más escarpados.
Hoy empieza la Primavera y parece ser que los meteorólogos se han equivocado de nuevo, pues a pesar de vaticinar nubes y poco sol, la primavera o Perséfone ha vuelto a la tierra desde su trono del inframundo.
Es curioso como el ser humano, antes de que existieran los sabios científicos, (que explican el porqué de lo que sucede en la tierra), ya buscaban explicación a los hechos naturales de Gea.
Dicen que Perséfone fue la hija de la diosa Démeter, la diosa de las cosechas y la vida en Gaia. Que era una de las doncellas más bellas del mundo y que un día, mientras recogía flores, fue raptada por su propio tío, el dios Hades, dios del inframundo, para hacerla su esposa, privándola de la luz de la tierra y llevándosela hasta el submundo para convertirla en su reina.
Hay muchas teorías sobre esta leyenda, pero la mayoría dicen que Démeter, como madre desesperada, buscó a su hija por cada rincon de la tierra sin encontrarla. A pesar de que Zeus, padre de Perséfone y esposo de Démeter lo sabía todo, no quiso decirle a su esposa donde estaba su hija, pues su hermano Hades, ya estaba bastante enfadado con la partición del mundo y con la parte, (el inframundo), que le había tocado.
A pesar de que todos escondían la verdad a Démeter, al fin, Zeus se vio obligado a decirle la verdad a través de un mensajero, que le dijo que su hija había sido raptada por Hares y llevaba al inframundo, (pues la diosa de las cosechas y la vida en la tierra había olvidado sus obligaciones, provocando la muerte de todas las cosechas y la sequía en los vientres maternos de los seres humanos),
Todos sabían que de ese lugar maldito no se salía si habías probado sus frutos, pero hacía meses que Perséfone había sido raptada e incluso los dioses comían de vez en cuando, así que cuando Zeus vio el percal, (si Perséfone seguía con su hermano, la fecundidad en la tierra sería nula, y si la devolvía a su madre, Hades entraría en cólera y empezaría una guerra contra él), decidió que Perséfone pasara en el inframundo tantos meses como semillas de granada, (la fruta del submundo), hubiera comido y el resto los pasaría con su madre Démeter.
Así explicaban los antiguos griegos el porqué durante seis meses la vida en la tierra era merma, seca y estéril y porque esta misma vida renacía para durante seis meses más, dar sus frutos y llenar a Gaia de esplendorosa hierba verde.
Las leyendas de la mitología griega, (y digo griega pues lo único que hicieron los romanos fue copiar a sus dioses y sus historias cambiando los nombres), están llenas de explicaciones a todos los sucesos de la tierra. Plenas de héroes, dioses y semi dioses que me dan que pensar que puede, que en nuestro camino hacia la sabiduría o hacia las explicaciones científicas hayamos perdido un poco de espíritu caballeresco, de alma imaginativa, de capacidad de contar mediante cuentos y sueños lo que lleva sucediéndonos miles de milenios.
Me gustan los científicos, pero anhelo un poco de esa mitología que transformaba en algo inusual, las cosas más sencillas.
Y como me gustan las leyendas, adoro a los héroes y heroínas, que aunque no hayan llegado hasta nuestros días, también existieron. Y temo la pérdida de estas historias y que el mundo se olvide de su propia imaginación para darle una explicación científica y veraz a absolutamente todo.
¡Pero vamos! Si incluso le han dado una explicación al amor y han medido incluso las emociones. ¿Cómo pueden creer que pueden medir los sentimientos? ¡¡Por favor!!
A veces creo que somos demasiado cerebrales y que intentamos que todo tenga su explicación. Que no nos dejamos llevar por los sentimientos, como si estos no valieran nada y a veces creo, que en el mundo no puedes triunfar si sólo haces caso de tu cerebro, pues este nada entiende de pasión, de arte, de sueños y de vida onírica.
Creo que el mundo esta lleno de cobardes que sólo apuestan por aquello que saben que va a ser un éxito seguro, sin querer probar otras vías que llenen sus cabezas y no sus bolsillos. Dicen que todos los héroes acaban muertos, por eso son héroes, aunque yo prefiero ser un héroe y que la gente escriba sobre mi haciéndome perdurar en la historia, (pues no hay forma mas bonita de seguir vivo cuando tus días acaban), que ser un cobarde con los bolsillos llenos de un dinero que no voy a disfrutar por miedo a que no haya más cuando este se termine.
Dicen que si la vida te da limones, no has de olvidar de pedir tequila y sal, y aunque a mi no es que me haya dado limones, si no que el silencio es la respuesta, cosa que creo que es peor, pues no sé ni siquiera si algún editor ha leído la novela o ha quedado entre los cientos de ejemplares que llegan cada día a sus oficinas, estoy en la tesitura de mostrarles a esas editoriales que mi novela es buena, que le gusta a la gente y que es muy comercial, a pesar de que dicen las malas lenguas que la gente cada dia lee menos.
Será que no les damos historias que les inciten a leer, será que nadie quiere leer cosas políticamente correctas, si no que quieren realidad con una pizca de esperanza y sueño. Será que las editoriales no se atreven a publicar según que historias, que harían pensar a la gente que la vida no es como se la han contado, si no que tiene miles de matices que han de descubrir por si mismos.
Me pregunto que pensaría Perséfone al ver como otros decidían su vida. Seis meses con Hades, su esposo y seis meses con Démeter, su madre.
Puede que todos seamos Perséfone y que el mundo esté decidiendo nuestro futuro sin preguntarnos.
Hoy empieza la Primavera, los bulbos renacen de la oscuridad de la tierra en la que el invierno les obliga a estar y las flores aparecen tímidas entre los primeros rayos calientes del sol. Todo renace, todo vuelve a la vida y puede que sea hora ya de renacer de nuestras propias cenizas, de coger nuestros deseos y de convertirlos en realidad.
No podemos perder el tiempo, pues Perséfone volverá al inframundo en seis meses y puede que una vez allí decida no volver a aparecer, pues... ¿Quién querría ser una simple doncella en la tierra pudiendo ser la reina del inframundo?
Slow life y feliz Primavera.
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