Nunca escribo en sábado, pero ayer olvidé escribir.
Es lo que tiene tener a cenar una mente de dieciséis años, con miles de cosas que preguntar. Sin darte cuenta llegan las tres de la mañana y aún no has parado de hablar.
Esa mente de dieciséis años es una de mis sobrinas. A veces pienso que piensa demasiado.
Pero como es sábado, y la verdad, no tengo muchas ganas de seguir escribiendo, no lo voy a hacer.
Solo quería desearos un feliz fin de semana y que disfrutéis de este sol tan radiante que hace.
¡No es "conya"! ¡Hoy hace sol!
Nos vemos el lunes, con más historias. Slow life y muchos besitos.
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