Hoy las musas se han tomado un descanso, por ello voy a dejar que mis dedos escriban tan solo las ideas que mi mente le transmite. No hay ninguna historia que contar, nada nuevo que decir, pero me niego a dejar de escribir, aunque tan solo sea por un día. Por ello, ahí van mis divagaciones...
Creo que no os he dicho que me encanta el mar. Podría pasarme horas mirando esa gran masa de agua salada. Supongo que por ello, si pienso en un viaje, en una Odisea, pienso en un trayecto marítimo. Mi imaginación, que a veces anda suelta sin control, me envía imágenes de un Drakkar y aunque Ulises usó una nao parecida en su viaje, me viene a la mente ese barco lleno de aguerridos vikingos. Me hace gracia cuando pienso en ellos, eran grandes aventureros y descubridores y tan solo pasaron a la historia como simples mercenarios que asolaban la tierra por donde pasaban, cogiendo lo que querían a la fuerza.
¿Cuántas cosas de la historia que han llegado hasta nuestros días deben ser mentira? ¿Os lo habéis preguntado alguna vez? Dicen que todo es según el color del cristal con que se mira ¿Cuántas de esas historias estarán contadas a través de cristales erróneos?
Falsos artistas, descubridores que no descubrieron nada, reyes que no eran tan honorables y plebeyos que eran mucho más que simples campesinos.
Supongo que todas estas ideas sin orden vienen a causa de mi estado de ánimo. Entre los muchos artículos que guardo de como llegar a una editorial, como hacer que te publiquen, o incluso el maravilloso artículo donde intentan convencerte de que es fácil publicar tu misma un libro, para luego pedirte más de seis mil euros para hacerlo, guardo también una dirección donde te ofrecen ser negro literario. No se por qué me he puesto a leerlo y... pufffff... Me he desinflado.
Pensar que hay gente que no sabe escribir y que está publicando libros solo por qué es famoso, me ha dado mucho coraje, pero... he de confesar que tengo un defecto, al que por otro lado aprecio mucho, se llama empatía y me obliga a ver el lado contrario siempre que tengo un dilema. Por ello me he puesto a pensar en lo que debe preguntarse el famoso que no sabe escribir y que quiere plasmar sus ideas ¿Como hago llegar al público lo que pienso si soy incapaz de plasmarlo sobre una hoja en blanco?
¡Maldita empatía que no deja que me regodee en mi bajón!
Bueno, pues eso, como a mí no me duran mucho los bajones, solo me falta decirle a uno de mis lectores, que me comentó que no debía ser tan negativa, (creo que fue por la frase: ¿Por qué deben publicar mi libro entre todos los que reciben?), que no es negatividad, si no realidad y la realidad no es mala. Creo que si fuéramos capaces de ser más realistas y no querer ser siempre tan positivistas, nos llevaríamos menos "palos", aunque me vanaglorio de ser muy, muy positiva en todos los aspectos de mi vida. Por eso me extrañó ese comentario, pues si es eso lo que transmití, seguro que equivoqué la elección de mis palabras al explicarme.
Supongo que este realismo me viene de mi faceta comercial. Sé lo importante que es vender, sé que en un mundo de letras, los números son los que mandan y sé que si no vendes o tienes la posibilidad de vender, nadie se arriesgará a publicar tu obra. Saber todo eso, me da una visión real de un trabajo al que deseo dedicarme, pero en ningún caso, se le puede llamar negatividad.
¿Sabéis que si un libro no se vende, el librero lo devuelve a la editorial? Yo me enteré el otro día cuando fui a comprar uno y me dijeron que ya no lo tenían por que lo habían devuelto.
Sé que mi arte cumple los requisitos del C.A.V.O, pero también sé, que el arte no entiende de facturas de fin de mes, por eso los grandes pintores murieron pobres.
Slow life, muchachos y muchachas, slow life...
P.D: Mañana os explico que es el CAVO.
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