Siempre me ha parecido curiosa la relación que tengo y que he tenido con esta palabra a lo largo de mi vida.
Supongo que no es algo nuevo decir que cuando maduras, te das cuenta de todo lo que, a veces, nuestros mayores intentan inculcarnos para que seamos mejores personas, entre ello, el no mentir. Desde pequeños nos enseñan que la mentira es mala. Que jamás hemos de decir mentiras, que no hemos de ocultar las cosas a quienes amamos, y que no debemos inventarnos hechos ni acontecimientos.
Pero...
¡Ayayay, el mundo de los mayores cuan complicado que es!
Que por un lado te enseñan a no mentir, pero por otro mienten más que hablan.
Por una buena causa, seguro.
A veces para que no pierdas la ilusión... "Los reyes te traen regalos cada 6 de Enero"... o "deja el diente debajo la almohada, que el ratoncito Pérez te dejará un regalo"...
Otras para que no pierdas la esperanza... "Tu hámster se ha ido de viaje, a un lugar mejor"...
Otras para que ellos mismos no caigan en la depresión... "Claro que me gusta mi trabajo, el trabajo dignifica al hombre"...
Y otras para asegurarse que los niños de hoy, se convertirán en adultos del mañana... "Hacerse mayor es bonito, ganas libertad aunque también tienes obligaciones, pero compensa"...
Etc... etc...
Mentiras que permiten sobrevivir en el mundo de los mayores .
No se debe mentir, pero vivimos rodeados de falacias que incluso nosotros, los adultos, los que luchamos en contra de la mentira, nos creemos:
Esta crema te hará más guapa, más joven... Esta colonia te convertirá en un ligón... Este coche conseguirá que seas una persona de éxito... Nuestra vida está rodeada de mentiras y convivimos todos los días entre ellas sin darnos más cuenta de la debida.
Pero... Mis preguntas de hoy, son bien fáciles:
¿Puede el ser humano vivir con la absoluta verdad? ¿Podemos dejar un solo momento de decir mentiras piadosas? ¿Aceptaríamos la realidad sin maquillaje? ¿O nos volveríamos todos locos?
No creo que el ser humano esté preparado para vivir con la verdad. Supongo que eso nos hace especiales de alguna manera. O... ¿Cuántos seres vivos conocéis a los que les guste engañarse a sí mismos?
A estas alturas del blog, y esto lo digo para convenceros que es el realismo quien forma parte de esta entrada y no el pesimismo, supongo que los que habéis seguido mis pensamientos, mis preocupaciones y mis escritos, podéis intuir que yo no soy una persona pesimista, al contrario, mi optimismo me supera de tal manera, que a veces me doy asco a mí misma.
De veras, alguna vez quisiera poder tirar la toalla y decirme algo como: ¡Déjalo, total nunca lo vas a lograr!
Pero a estas alturas de mi vida, aún no lo he logrado y creo que si alguna vez esa vocecilla me dijera eso, inmediatamente saldría otra que me diría: ¿Cómo piensas eso? ¡Por supuesto que llegarás a tu meta, no es hora de desinflarse!
Por eso, y haciendo honor a la imagen que acompaña esta entrada, y que es un popurrí de símbolos de un juego de ordenador que me tiene un poquito enganchada, sobre todo por lo difícil que es, dejad que comparta con vosotros un frase que surge de este juego y que dice así:
NADA ES VERDAD. TODO ESTÁ PERMITIDO.
Y si bien he de decir que firmo la primera parte de la frase. Para ser sincera conmigo misma y con vosotros, y para seguir siendo consecuente con mis propios pensamientos, también he de decir que para nada me convence la segunda parte de esa misma frase, puesto que creo firmemente que:
"Hay límites que un hombre no debería cruzar jamás, sino, puede caer en la tentación de dejar de ser un Ser Humano"
... Y convertirse en bestia, no debe ser nada divertido.
Slow Life!!
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