Ahora que estoy a punto de volar a Viena, la ciudad por antonomasia de la música clásica y en consecuencia una de las más llenas de arte que podemos encontrar en Europa, me pregunto:
¿Qué es el arte? Y ¿Por qué el hombre ha necesitado desde sus principios plasmar sus sentimientos o su modo de vida para que estos sean recordados?
Viendo estas dos preguntas juntas, me da por pensar que realmente el arte es una manera de mostrar al mundo lo que siente el artista, su modo de vida y las personas que le han acompañado en su camino por la vida.
Supongo que los artistas no dejamos de ser algo egocéntricos. Queremos ser recordados, queremos que nuestro arte guste y queremos que, de alguna manera, nuestros pensamientos alimenten los sueños y las vidas de los que están por venir.
Y con eso, lo único que queremos es dejar una estela de nuestro paso por este mundo.
Pero... ¿Vale todo para ser recordado?
En mi más profundos pensamientos, creo que no.
Al menos, a mi no me gustaría ser recordada por haber sido patética, esquizofrénica, altanera, verdulera, (con todo el respeto a las maravillosas personas que trabajan en los mercados), histérica o simplemente pasota mascachiclés, por mucho dinero que mi cuenta corriente tuviera.
A mi me enseñaron que el honor y el respeto es lo único que tenemos, y es lo único que uno mismo se ha de ganar. No se consigue siendo soez, mostrando tus penas en público o vendiendo tu privacidad, pues una vez empiezas, ya nada puede parar esa vorágine de pseudo periodistas, que cuando no les das más carroña, acaban contigo tan fácilmente como una vez te ensalzaron.
A mi me daría vergüenza ganarme la vida de esa forma. Tanto estando en un lado, (cotillas tertulianos profesionales), como en el otro, (gente totalmente desconocida que vende sus penas o sus polvos en televisión).
No aguanto el cotilleo, no aguanto a los cotillas y no soporto a la gente que no se sabe comportar en según que sitios. Una de las frases que en mi infancia más me inculcaron fue:
"Allí donde fueres haz lo que vieres" y la verdad que es una gran frase que me ha servido durante toda mi vida para no desentonar en ningún círculo social por el que me he movido.
¡Qué pena que estas cosas ya no se enseñen! ¿Hemos perdido la capacidad de educar a los que vienen tras nuestro? Lo desconozco, pero de seguir así, la verdad es que no sé con que sociedad van a encontrarse nuestras nuevas generaciones.
¿Hemos perdido nuestros valores? O es que acaso ha cambiado tanto nuestra escala que hemos olvidado lo realmente importante, que no es si no, llenar nuestra alma y nuestro espíritu de arte, cultura y amor.
No sé que sociedad tendrá nuestro mundo en unos años. No sé si desconocerán quienes fueron Edgar Degas, Leonardo da Vinci, Claude Monet, Henri Gervex, François Gerard, Alexander Cabanel, Thomas Couture, Ary Scheffer, Gabriel Rosetti, Everett Milais, Franz Xaver Winterhalter, Augustin Pajou, Antonio Canova, Camille Claudel, Simone de Beauvoir, Germaine de Stäel o tantos otros y otras que dedicaron su vida al arte.
Yo lo único que sé, es que el ser humano no puede vivir sin arte. Sé que el mundo cambia a pasos agigantados y que si no cambiamos con él podemos quedar atascados en épocas pasadas. Pero...
¿Qué queréis que os diga? ¿Un mundo sin arte? Yo no lo quiero.
Me niego a vivir sin poder sentir todo lo que me transmite la pintura, la escultura, un buen libro o una melodía ya sea clásica o moderna. Y me niego a que las generaciones que me siguen, al menos las que de alguna manera llevan mi sangre, desconozcan todo aquello que esos grandes y únicos artistas crearon para ser visto, para ser transmitido y para ser sentido y amado.
Si todos pudiéramos mirar con los ojos del alma una de esas obras de arte, si pudiéramos meternos en la mente de esos maravillosos escritores que el tiempo nos ha dejado, si pudiéramos escuchar las notas tal como las sintieron esos grandes músicos, o si tan sólo hiciéramos el esfuerzo para intentar valorar lo que querían transmitirnos, nadie podría vivir sin arte.
Slow life y sé que me repito, pero... llenar vuestras vidas de arte.
P.D: Volveré a escribir el martes, cuando vuelva de mi viaje por tierras Austriacas. Hasta entonces muchos besos y mucho amor.
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