A
pesar de no ser aún una escritora de renombre, y de que aún no he publicado ninguna
de mis novelas, me considero escritora desde el primer momento que terminé mi primera obra.
Los
artistas nos vanagloriamos de tener un mundo interior tan completo, que a
veces, salir de esa burbuja que te creas cuando estás en plena creación de tu novela,
es difícil, por no decir, sumamente complicado.
Al
haberla terminado ya, y estar a la espera de si gusta o no al jurado
profesional del premio de novela de Círculo de Lectores, me encuentro en la
peor fase que puede tener un artista aún no conocido. Supongo que los
numerosos estudiantes que me siguen, y los que dejaron de estudiar ya hace
muchos años, recordarán el momento de, (tras los exámenes finales), enfrentarte
a las notas, a las valoraciones de los que saben más que tú, a los que tienen
tu futuro en sus manos.
Nervios por saber si lo has hecho bien, ideas raras que
cruzan tu cabeza y que incluso te hacen dudar de tu propio trabajo, a pesar de
que sabes que es un gran trabajo...
Ahora
mismo yo me encuentro en esta etapa, supongo que junto a los otros 399
escritores que han presentado su obra al mismo concurso, a pesar de que aunque
he buscado en Internet si alguien había escrito algo parecido a mi blog, con su
experiencia personal en ese mismo concurso, no he encontrado nada parecido.
Alguien
dijo, que la vida es lo que ocurre mientras esperas que se cumplan tus sueños.
Es cierto, la vida sigue y gracias a buenas amigas, yo, cada vez más, voy empapándome
de este gran mundo editorial en el que quiero entrar. Así pues, el otro día fui
a la presentación de un libro en la librería LAIE de Barcelona, donde pude por
primera vez conocer que se cuece en estos actos.
La
verdad es que fue muy ameno e incluso divertido, sobre todo, porque me di
cuenta que un escritor no se hace, si no que nace, y comprendí que la actitud de
artista nos acompaña aunque sea nuestro primer libro publicado, o a pesar de
que aún no hayas publicado nada oficialmente.
El
escritor dijo varias frases que se ajustaban perfectamente a mis pensamientos, siendo la que
más me gustó una que decía así:
-Cuando
dentro de muchos años alguien estudie el cerebro de los escritores, se darán
cuenta de que todos teníamos una malformación genética.
En
mi lengua, que es el catalán, hay un dicho que dice: "Qui t’entengui que et
compri", que vendría a decir algo como, "Quien te entienda que te compre",
aunque en castellano no suena tan bien. Y es verdad, es difícil convivir con un
escritor que jamás deja de pensar.
Como
artista que me considero, he de decir que para mí, los libros cuentan historias,
y que las historias, si quieres que la gente se sumerja en ellas, no pueden
recortarse aunque así sean más vendibles. Puede que si algún día mi libro cae
en manos de buenos editores también tenga que recortarlos para hacerlos más
comerciales, aunque sé que omitir alguno de los capítulos, va a ser tarea ardua
y complicada para mí, pues recortar es como robar un pedacito del alma de sus
personajes.
Dicen
que los escritores debemos adaptarnos a los tiempos de prisas que hay en estos
momentos, donde la gente se compra lectores de E-books, (a los que no les tengo
ninguna clase de manía, por cierto), para poder leer capítulos cortos durante
su trayecto en metro o bus. Si, supongo que esos libros, aquellos que puedes
cortar en cualquier momento, deben ser los más vendidos. Lamentablemente, yo soy
de las que pienso que leer es un arte, y que como todo arte, has de poder hacer un
hueco en tu vida para disfrutar de ello en toda su magnificencia.
¿Qué
no tenemos tiempo para leer? ¿Qué hemos de hacer libros cortos para adaptarnos
a los tiempos? Puede, pero en mi más humilde opinión, creo que al buen lector
le gustan las obras extensas, aquellas que te enganchan desde un primer
momento, aquellas de las que te es tan difícil parar, que esperas al próximo
capítulo para hacer un parón y dedicarte a tu vida. Aquellas novelas en las que
sus personajes te enamoran de tal manera que ya forman de algún modo parte de
nosotros, y aquellas de las que quieres ver su continuación, saber cómo
evolucionan sus protagonistas y conocer qué les ocurre en el futuro.
Mis
libros son así. No penséis que soy una pedante, pero sé, (sobre todo porque esa
es la intención de cada personaje que creo), sé que cada uno de mis personajes
pueden llegar a formar parte de las vidas de los lectores, pero solo de
aquellos que saben que leer es más que un entretenimiento para el metro, (por cierto,
no tengo nada en contra de los lectores que usan ese tiempo para leer, no vayan
a pensar ustedes mal, solo que sé que si esas personas tuvieran más tiempo, les
gustaría poder sostener entre sus manos una buena novela, mientras la leen con
tranquilidad).
Me
pregunto que hubiera sido de, “Lo que el viento se llevó”, si hubiera tenido
que adaptarse a esos libros de capítulos cortos y amenos. Eso me produce una risa
nerviosa.
Leer
es un tiempo para dedicar a nuestro espíritu. Para llenar nuestra mente de
otras opciones, e incluso para hacernos pensar en que juntos, sí podemos
cambiar el mundo que nos rodea.
Slow Life!!
P.D:
He elegido enmarcar este blog con la imagen de “Joven leyendo” del pintor
Austríaco, Franz Eybl, ya que me parece una pintura tan delicada y apasionada,
que no podía usar otra para describir lo que para mí significa una buena
lectura.
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