Estimados
tod@s,
Me crie en una
familia donde mi padre era de pocas palabras y grandes dichos, no suyos, sino
más bien populares, aunque a veces me levantaba para ver sobre mi escritorio
una frase inspiradora, escrita de su puño y letra en plan filosófico, que me
tenía pensando durante varias horas, e incluso a veces durante el día entero.
Uno de sus
dichos favoritos era: «La paciencia es la
mare de la ciencia», (no pongo traducción, porque creo que se entiende a la
perfección), y así crecí intentando compaginar aquella paciencia con el ritmo
frenético del día a día, que se volvió aún más frenético con el paso de los
años, cosa que me costaba y aún me cuesta entender la entereza que papa tenía, sin que jamás le escuchara una
palabra más alta que la otra, cuando yo, a veces, me descubro con ganas de
pegar un alarido y mandarlo todo a… pastar
fang, porque las cosas no salen cómo había planeado, o mejor dicho, cuándo
había planeado.
Sigo buscando
el temple y creo que lo consigo de vez en cuando, manteniéndome firme en esa paciencia,
a pesar de saber que mi avia tenía
razón cuando me decía: «Si vols dormir be
aquesta nit, festa tu mateix el llit», este sí lo traduzco, por si acaso,
«Si quieres dormir bien esta noche, hazte tú mismo la cama» (Lo siento hoy
estoy inspirada en dichos populares).
Valga esta
entrada, la última del 2016, para felicitaros estas fiestas, deseándoos que
convirtáis las reuniones familiares en un derroche de alegría y amor, y que
celebréis la entrada del nuevo año por todo lo alto, porque, (y espero que los
planetas se alineen a mi favor), tengo la sensación de que el 2017 va a ser
GRANDE.
Os lo deseo de
todo corazón.
¡Prepárate
2017, que ahí voy!
Slow Life!
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