Mi
último blog hablaba del silencio del tiempo, y siendo fiel a mis palabras he
estado en silencio mucho de ese tiempo, porque la verdad es que me hubiera
gustado poder romperlo anunciando la fecha de publicación de mi segunda novela,
cosa que aún no puede ser, porque sigue en esa búsqueda de editorial, que
parece que vuelva a estar inmersa en la primera Odisea que emprendió.
No
me preocupa porque crecí con las palabras de paciencia de mi padre, con la
cocina lenta de mi abuela, y con el «todo llegará, si ha de llegar» de mi
madre, así que creo que soy una experta en esto del Slow Life, a pesar de que
durante el 2015 perdí un poco el norte, (por causas personales), y descuidé ese
modo de vida que tanto defiendo, para sumergirme en una época nefasta, que hizo
que dejara de lado a aquellos a los que debo el éxito de La Máscara Veneciana,
que sin duda alguna sois vosotros, los lectores.
Os
pido disculpas por ello y agradezco a aquellos que siguen animándome y dándome
su apoyo, porque dicen que los pacientes siempre tienen su recompensa.
Hoy,
en este blog que vuelvo a escribir os diré que intentaré hacerlo al menos una
vez al mes, aunque tenga que hablar de todo aquello que me guardo en mi
interior sobre el mundo que nos rodea, porque centrada en publicar la novela,
no osaba hablar de todo lo que está sucediendo, que ha sido mucho y que,
lamentablemente, sigue teniendo mucho de qué hablar.
Para
ser el primero de muchos no quiero extenderme que ya lo haré comenzando mayo,
mi encantador mes de las flores, así que solo os pido que no dejéis de leer, y
que no dejéis de comprar libros, porque los autores también necesitamos comer.
Es una manía que todos tenemos.
Lo
dicho: Los pacientes tendrán su recompensa.
Slow Life y volvemos a vernos por
aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario