Mañana
es Sant Jordi. Es un día que recuerdo
desde mi más tierna infancia, ya que además de ser ahora el día internacional
del libro, para muchos catalanes es nuestro San Valentín y el día para celebrar
que tenemos a nuestro lado a alguien a quien amar.
No
soy yo persona que suela celebrar las cosas solo porque tienen su día, sino que
intento disfrutar de todo lo que llena mi alma también durante el resto del
año, pero esos días especiales lo
hago con más ahínco. Por eso sé que mañana, iré a pasear por las Ramblas de
Barcelona para impregnarme de la belleza que hay en ver a miles de personas comprando
libros, ya sea para regalar o para sí mismos. Sé que mañana recibiré una
preciosa rosa, aunque como ahora es tradición que incluso te la regalen al
cruzar la esquina, la de mi compañero va a ser la última que reciba ese día,
aunque la más sentida y preciada, ya que siempre la acompaña un maravilloso libro.
Si
bien sé que si durante mi paseo encuentro algún espécimen de los que tengo en mi
“lista de libros para leer este año”, lo compraré, ardo en deseos de ver cuál
me regala mi pareja, solo por el mero hecho de que para mí, intentar adivinar qué
tipo de lectura le gusta a otra persona, es un acto de querer conocer su alma,
pues el arte de leer es poder llenarla de bellas e interesantes historias.
Pero...
dicen que siempre hay un Pero, y lamentablemente en este caso es así.
Los
que seguís este blog desde hace tiempo sabéis que intento desterrar de mi
vocabulario palabras como por ejemplo “odio”, aunque los benditos señores de la
UEFA, se llaman así, ¿no?, me lo están poniendo muy difícil, cuando hacen
coincidir el Barça-Bayer con este día tan sonado. Siendo realista sé que ni
siquiera preparando la mejor de las cenas románticas podría ganar esta batalla
frente a la caja tonta, por mucho que sigo sin comprender que le ve mi pareja
de divertido, a pasarse 90 minutos viendo a unos chavales que corren tras una
esfera de cuero.
La
parte importante es que la vida siempre te la puedes tomar de dos formas y yo
siempre me la tomo por la del Slow Life, así que veré el comienzo del partido
con él, porque ni siquiera regalándole a nuestro perro una bufanda del Barça
hace que este se sienta interesado por el fútbol, y después cogeré una copita
de Sumarroca blanc de blancs bien fría, y picotearé el delicioso Pa de Sant
Jordi, mientras me deleito en el rincón de lectura de mi terracita, con el
nuevo libro que me haya regalado, para adentrarme en un mundo mucho más
interesante que unos personajes que corren tras una pelota, dedicándome un
momento solo para mí con una bella historia, al menos durante 85 minutos.
Así
que, aún sin saber qué libro voy a recibir mañana, os voy a dar mi propia
recomendación para Sant Jordi, recomendándoos el último libro que yo he leído,
el que Ana Ferrer escribió contando su vida junto a un hombre que para mí,
tenía un alma pura, profunda e indudablemente llena de bondad, un hombre que
sin conocerlo, creo que fue un ser único, Vicente Ferrer.
Por
último, dejad que os haga partícipe de uno de sus pensamientos:
"El dolor y el sufrimiento no están para ser entendidos, sino para ser
resueltos”.Vicente Ferrer
Slow life y feliz Sant Jordi... y bueno... va... que gane el
Barça.
Hola Gloria, soy Ibizancio:
ResponderEliminarBonito y sincero tu comentario. Observo que cuando hablas lo haces con el alma y eso supera todo. En el día del libro vengo a acordarme de una canción del fallecido Nino Bravo, que dice: “Al partir, un beso y una flor”, en este caso yo diré: “El seguir, un libro y una flor”, porque ambas cosas te mereces. El libro es la “Máscara Veneciana” próximo a recibir, y la flor, la que te ofrende tu pareja. Pero yo no quiero quedarme atrás en todo esto, porque los efluvios del alma me santifican. Pásate al privado que te voy a hacer un regalo muy bonito que no te esperas y que te va a sorprender.
Un afectuoso saludo.
Ohhhhhh!!!! Qué bonito. Muchas gracias Ibizancio.
ResponderEliminar