Como
he comentado en varias entradas de este blog, me gusta ir contracorriente. Creo
que lo hago desde que tengo uso de razón, y sé que es a causa de la educación
que mis padres me dieron, cosa que agradezco muchísimo, ya que una de las frases
que más se escuchaba en casa era:
- ¿Si
tus amigos se tiran por un puente, lo harás tú solo porque ellos lo hacen?
Parece
una frase tonta, pero ha marcado mi vida ya que creo que por ello intento hacer
las cosas porque quiero hacerlas y no porque deba hacerlas, (aunque ya se sabe
que en la vida de los adultos no siempre puedes hacer lo que te viene en gana,
y he tenido que claudicar en más de una ocasión por el bien común).
¿A
qué viene este preludio?, os preguntaréis... He estado pensando sobre que
escribir esta semana. Podría deciros lo horrorizada que estoy con las
declaraciones de Tony, o de la poca confianza que la sociedad tiene en los
políticos de hoy, pero como he decidido no politizar, al menos en exclusiva,
este blog, he pensado que con una entrada por mes que vaya sobre política, ya sobra,
aunque el tema está tan candente que daría para escribir unos cuantos libros.
Os
prometo hablar sobre ello la semana que viene, más que nada porque ya está
escrita la entrada, no os voy a engañar, pero sobre todo porque si los que
tenemos el don de la escritura, no hacemos llegar a los demás nuestros pensamientos,
(por si estos ayudan a tener un mundo mejor), apaga y vámonos.
Bien
pues dejando ya el tema de la política, os voy a hablar de una joya que creo
haber encontrado en pleno barrio del Born Barcelonés. Creo que es una
información más que práctica, sobre todo porque en tiempos de crisis se
agradece, al menos yo lo hago, encontrar un lugar en Barcelona donde cenar un sábado
por la noche por menos de 20 €.
Os
explico. El otro día debido a las fiestas de Santa Eulalia, mi pareja y yo
decidimos hacer una ruta por el gótico que al final nos llevó a una noche en el
Born. Buscando un lugar para cenar, los precios, creo yo abusivos, sobre todo
porque supongo que estaban inflados para los turistas, no bajaban de los 40 €
por persona, con menús bastante escasos, que aunque incluían bebida, esta
dejaba bastante que desear siendo lo mejor, un vino de la casa.
Seguimos
paseando y de pronto encontramos un lugar que decía: Menú noche 15 € sin
bebida. ¿Mmmmm?
¿Quieres
decir? Nos dijimos mientras nos mirábamos pensando que no podía ser real. Bien,
entramos a un lugar llamado “CheeseMe” que se vende como un restaurante de
cocina creativa con quesos.
Me
gusta el queso, así que ¡vamos allá!
Entre
varios platos de un buen menú, yo tomé una ensalada Caprese con tomate y mozzarella
de búfala, rúcula y aceite de albahaca, un Confit de Pato con salsa de vino
dulce y de postre un pastel de queso. Mi pareja, unos Canelones Mimolette
rellenos de queso de Cabra, una hamburguesa de ternera con guarnición y un helado
de menta. Todo regado por un maravilloso vino blanco que pudimos escoger de
entre una cuidada carta de vinos, eligiendo al final un Marqués
de Riscal Sauvignon-Blanc D.O. Rueda, (el vino blanco es mi debilidad,
que le voy a hacer si detesto el tinto).
Bien.
Contando la comida, el vino y el agua nos gastamos entre los dos, 49 €. Nueve
euros más que el menú para una persona de varios restaurantes que fuimos a ver cercanos
a ese lugar, con la ventaja que pudimos elegir el vino que deseamos nosotros, que,
por muy bueno que sea el vino de la casa, quiero creer que fue bastante mejor.
Y si
el precio fue bueno, os aseguro que no fue lo mejor, ya que en verdad no nos
esperábamos gran cosa por ese precio y nos sorprendió gratamente a los dos. El
tomate de mi ensalada era jugoso y sabroso, la rúcula era rúcula y no como a
veces te sirven otra tipo de hierba porque se les ha acabado. El aceite de
albahaca sublime y el Confit de Pato espectacular, la carne se deshacía entre
mis labios y el sabor intenso del vino dulce cubría mis papilas
gustativas. El vino indudablemente seco, afrutado, frío y sabroso, y el postre
delicioso y realizado con un queso suave, que para nada me pesó. Sobre los
platos que tomó mi pareja tres cuartos de lo mismo. Los canelones aunque algo escasos
para lo que él come, eran suaves y deliciosos, y la hamburguesa grande, sabrosa
y jugosa.Sobre el helado de menta, ¡no comments!, (no me gusta la menta a no ser que vaya acompañada por un mojito).
He
de deciros, por si alguien lo duda, que no tengo comisión de este lugar, pero
si en algo coincido con mi madre, es que cuando algo nos gusta, deseamos
compartirlo con todos los demás, así como cuando algo nos disgusta.
Así que, como
decía al principio, creo haber encontrado una joya y quería compartirla con
vosotros, al menos con los que viváis en la ciudad.
¿Un
bonito lugar, con precios económicos, con una cocina que me sorprendió
gratamente y con un trato amable, profesional y cariñoso por parte de la
persona que nos atendió?
Sin
duda había de contároslo
Un lugar
perfecto para ir si te pierdes por el Born, aunque he de avisaros que las mesas
son algo particulares, y no os digo más, porque si queréis saber cuan
particulares son, deberéis hacerles una visita.
Os
dejo la dirección y una foto del menú, por si no os creéis lo del precio:
Bon profit y Slow Life!!!
P.D:
Si mama, la próxima vez que bajes te llevo ;-)
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