lunes, 28 de marzo de 2011

Dirt


Es curioso como a veces, las palabras en otro idioma suenan mejor que en nuestra propia lengua, aunque he de decir, que en mi idioma, aquel que aprendí en mi infancia, (aunque no lo utilice tanto como quisiera), la palabra suena bonita al decir: "Bruticia". Aunque "Dirt", suena incluso glamurosa, frente a "Suciedad" en el idioma de Cervantes, aunque el castellano actual, difiera y mucho del castellano antiguo y puro que usaba ese gran artista de las letras.


Indago en el uso de "Dirt", esta palabra inglesa, y me encuentro que es usada en cosas tan diferentes como el nombre del segundo álbum de una banda de música grunge, una serie de televisión que trata sobre la editora de una revista sensacionalista, un juego para ordenador que va sobre carreras y rallys de coches por los lugares menos accesibles del planeta, o incluso que en el Wellcome Collection de Londres, se puede ver actualmente una exposición con este nombre, que une en un mismo lugar, objetos tan diversos como un vial con la excreción intestinal de un paciente con cólera del Londres victoriano, o un muro construido con heces humanas. Dicen que sobre gustos está todo escrito y que hay gente para todo, aunque os aseguro que a mi no me veréis en esa exposición.

Al ver lo mucho que usamos la palabra Dirt, para mencionar cosas tan diversas, me hace pensar en toda la suciedad que nos rodea. Me refiero tanto a las millones de bacterias y a los cientos de miles de ácaros que pululan por todos los lugares que transitamos, incluso sobre nuestra propia piel, pero también me refiero a la suciedad visual, auditiva y en definitiva sensorial en la que nos vemos obligados a vivir.

Nos ensucian con programas vomitivos donde la cuestión no es informar, sino quien grita más o quien descubre mas basura del otro, e incluso diría, quien inventa peores falacias sobre el compañero que tiene al lado. Pervierten nuestras mentes al ofrecerte buenas series de televisión o películas, para contaminarlas con cientos de anuncios que supongo que siguen las normas de la publicidad, pues en teoría de no ser así, la ley actuaría... aunque permitirme que lo dude, cuando después de un minuto contado de serie, aparece un mensaje que dice: Volvemos en catorce minutos.
Llenan nuestras vidas de publicidad engañosa con anuncios que te quieren hacer creer que por muy normal que seas, las mujeres acudirán en bandada a ti por comprarte un desodorante, o que solamente comiendo cereales, podrás tener una magnifica vida, al comprobar lo bien que te sientan esos tejanos, sólo porque mantendrás tu talla treinta y ocho cenando esos copos.

Suciedad por todas partes que algunos dirían poder mantener lejos de sus vidas al realizar un acto tan sencillo como apretar el botón Off del mando televisivo. Pero no, porque aunque tu apagues el aparato, la sociedad llena sus bocas con lo que por la noche ve en ese maldito trasto en el que ni siquiera puedes ver una buena serie sin tragarte una veintena de anuncios que llegan a veces sin avisar, cortando la película o la serie en lo más interesante e incluso en mitad de una frase.
Avisan con el tiempo que durará la publicidad, pero a ti ya te han jodido la serie hasta el punto que cambias a una cadena que carezca de esos anuncios o te pones un Blue Ray para no tener que depender de los deseos de los publicistas y del ansia de dinero de las televisiones.

Alguien dijo una vez, que hacía televisión para vender publicidad, no para entretener al público y nosotros caemos de cuatro patas en esa espiral de ventas que se quedan alojadas en nuestro cerebro. Aunque algunos, (la minoría), no sucumbimos a esos imputs que quieren hacernos creer que comprando tal o cual cosa, serás más bella, más alta, más delgada, tendrás mas éxito, encontrarás al hombre de tu vida y serás feliz para siempre.

Suciedad. ¿Hemos de librarnos de ella?

Existe un estudio científico en el que algunos microbiológos han demostrado que los niños que viven rodeados de excesiva limpieza se convierten en adultos más enfermos, al no haber creado defensas en su sistema inmunológico ante las bacterias comunes y los gérmenes. Supongo que por esa misma regla de tres, si no hubiera suciedad en la televisión, no sabríamos apreciar el buen trabajo de los profesionales que trabajan en este medio, (que alguno ha de haber), cuando a veces nos regalan informativos de calidad, excelentes películas sin interrupciones o programas amenos, que te demuestran que aún existen expertos auténticos en este medio tan corrupto.

En definitiva, la suciedad nos hace más fuertes, aunque lamentablemente puede llegar a matarnos, y supongo que lo que hemos de enseñar a las nuevas generaciones, es a no creerse todo lo que sale a través de la caja boba, pues en la suciedad sensorial podríamos aplicar la misma regla: conocer y saber discernir la suciedad de lo que no lo es, te hace más fuerte que los que sucumben a ella, y eso te convierte en mejor ser humano, aunque para ellos seas el raro.

¿La solución a todo esto? Supongo que a estas alturas, ya sabéis lo que voy a decir: slow life, por una vida llena de calidad.

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