jueves, 9 de junio de 2011

La generación perdida o también llamada X

Es curioso como el ser humano ha de catalogarlo absolutamente todo. Siempre estamos creando listas a las que pertenecer, grupos del que formar parte, clanes que nos identifiquen...etc...etc...

Yo me pregunto quién fue el primero en catalogar a la gente por la década en la que había nacido. No sé si es que estaría aburrido, o si sus inquietudes morales le estaban haciendo pensar en el camino que llevaba a la juventud a actuar de la manera que lo hacía. Pero supongo que el primero que nombró a los jóvenes como generación tal o cual, era familiar del que se inventó los nombres de las tribus urbanas de los años sesenta como los rockers, los mods o los hippies.
En esa ocasión dieron nombre a un grupo de personas que tenían un parecido estilo al vestir, que escuchaban música similar y que tenían iguales pensamientos o maneras de actuar.
Pero como toda primera idea, con el tiempo se corrompe y, aunque no sé de verdad, cuando empezó esto exactamente, un día, a alguien, se le ocurrió poner nombre a toda una generación de jóvenes.

La que yo recuerdo, y no por pertenecer a ella, es la "Generación X".
Así nos llaman a los nacidos entre finales de los sesenta y principios de los setenta y también somos o fuimos llamados la generación de la apatía o la generación perdida.

Resulta que todos los que pertenecemos a ella somos rebeldes e inconformistas, rechazamos cualquier tipo de religión o patriotismo y odiamos las tradiciones familiares e incluso formar una propia familia.

Si ellos lo dicen...

Dicen que esto es a causa de que lo hemos tenido todo. Desde la televisión en blanco y negro, hasta las más modernas pantallas led, y que hemos jugado tanto con unas simples canicas, o saltando a la comba, como con las más modernas consolas de videojuegos.

Yo no sé quien fue o quien es el que se inventa los nombres de las generaciones, pero si que sé, lo que en alguna ocasión he comentado en las páginas de este blog, que la publicidad muestra la sociedad del momento, y supongo que no debo recordaros que a principios de los años noventa, cuando la generación X se había convertido en joven, una marca de coches inventó un nuevo nombre para nosotros. Los JASP (Jóvenes aunque sobradamente preparados). La verdad es que sólo era un anuncio dedicado a la juventud de entonces para que compraran el coche, pero ese anuncio caló hondo, porque aunque la mayoría de los que nos identificamos con los JASP, no éramos tan guapos, ni tan preparados, ni por supuesto teníamos el trabajo de nuestros sueños, la mayoría de nosotros, teníamos esa rebeldía que hacía que dejaras el trabajo defendiendo tu propia personalidad.

Alguno puede preguntarse dónde está esa rebeldía que tanto asomaba en nuestra juventud. Yo no sé la de los demás, pero la mía sigue junto a mí y espero que por muchos años que cumpla jamás desparezca.

Según los expertos, los de la generación X pertenecíamos a la generación más preparada de la historia de este país. Muchos éramos universitarios y sabíamos idiomas, pero los bajos sueldos, la sobre abundancia de grados y los cambios sociales nos impedían llegar a donde pensábamos llegar. La mayoría seguíamos compartiendo piso, no teníamos coche, ni casa, ni hijos, y nos dimos cuenta muy pronto, que el futuro no estaba donde creíamos. Éramos jóvenes que nos encontramos con tal sobre saturación de universitarios que tuvimos que conformarnos con trabajos que nos convertían en lo que ahora llaman mileuristas. Estábamos mejor formados que nuestros jefes y manejábamos instrumentos informáticos que muchos de ellos desconocían, pero éramos sistemáticamente ninguneados y despreciados, sin poder acceder a puestos de superior retribución. No nos comunicábamos por los habituales medios de comunicación de masas, sino por Internet o móvil, medios que nuestros jefes no valoraban e ignoraban, éramos individualistas y carecíamos de conciencia de clase social. Algunos éramos víctimas de hipotecas abusivas y empleábamos casi todo nuestro dinero en ocio, dejando entrever, una cada vez más acusada inmadurez.

Puede que los que ahora no llegamos a la cuarentena o incluso los que la pasan, fuéramos así. Pero la vida, la sociedad y las necesidades que esta te impone, te muestran el camino que debes andar, aunque no quieras hacerlo, sólo para poder sobrevivir en la jungla de la sociedad moderna.

Por suerte, la época de los noventa pasó. En teoría y si nos remontamos a las distintas sociedades de jóvenes que comenzaron siendo rebeldes o hippies y que acabaron siendo yuppies, ahora deberíamos ser esos jefes no tan preparados, que no entienden las nuevas tecnologías y que miran con desprecio a la nueva juventud que viene.

Yo no sé vosotros, pero yo aún no trabajo en lo que deseo y no soy jefe de nadie, ni ganas. Sí, tengo un piso. Sí, tengo una hipoteca abusiva. No tengo coche ni hijos y puede que gaste la mayoría de mi dinero en ocio, lo que me convierte en una inmadura recalcitrante.

Pero que queréis que os diga, yo no tengo la culpa, pertenezco a la generación X, a la generación perdida, y como dice una de mis frases favoritas:

No es que yo sea mala, es que me han dibujado así.

Slow Life!!

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