jueves, 7 de julio de 2011

El entusiasmo del escritor y artista

Entusiasmo: Inspiración fogosa y arrebatada del escritor o del artista, y especialmente del poeta o del orador.

¡¡¡Ayyyyy!!! Este maldito entusiasmo... Creo que no voy a poder quitarmelo de encima nunca.

Sabéis que soy pro slow life, que creo firmemente en que si las cosas han de ocurrir, ocurrirán y que además que las cosas bien hechas, necesitan su tiempo. Pero a veces, cuando compruebas que puede que sí, que las cosas vayan a salir, el entusiasmo, el maldito entusiasmo, hace que exaltes tus expectativas o da rienda suelta a tu imaginación, quien se pasa el día exaltada, entusiasmada y exacerbada.

Supongo que eso es lo divertido de ser un ser humano, que no puedes controlar tus sentimientos...Aunque...

¿Queréis que os diga una cosa?
NO QUIERO CONTROLARLOS.

¿Por qué he de hacerlo? ¿Por quedar bien? ¿Para que los demás no vean mi interés y mi entusiasmo y así no puedan aprovecharse de el?

Recuerdo el día que vi por primera vez el piso en el que vivo. Era un edificio nuevo aún en obras, al que cualquiera hubiera dicho que no. Pero cuando entré por la puerta y los rayos del sol, que entraban por el ventanal que daba a la terraza pequeña me cegaron, supe que había encontrado el ático de mis sueños. Luego me enseñaron la gran terraza de arriba y en seguida me imaginé haciendo mis fiestas de blanco en ella. Me entusiasmé tanto, que la amiga que me acompañaba, me cogió del brazo y me dijo:
  • ¿Quieres parar de sonreír y de decir lo mucho que te gusta? ¿Qué quieres? ¿Qué te suban el precio?
Y yo no la entendí. Después de vivir un montón de años en un bajo oscuro y pequeño, podía acceder a mi sueño. ¿Por qué no iba a estar entusiasmada?

Pues con la novela, es lo mismo. Cualquier noticia, aunque esta sea pequeña y aunque las palabras sean escasas, hace que libere mi entusiasmo, sin ver que a lo mejor no debería sonreír antes de tiempo. Pero... ¿Qué le voy a hacer? Cuando persigues tanto tiempo algo, cualquier paso que te acerque a la meta que te has puesto, te alegra el día.

Y yo reivindico mi derecho a no esconder estos sentimientos. Yo soy así y así seguiré y nunca cambiaré, (los que fueron adolescentes en los ochenta ya saben a quien pertenece esta frase), y si me equivoco, o si la gente se aprovecha de mí, o si todo ese entusiasmo, al final queda en agua de borrajas, al menos, que me quiten lo bailao. 

Supongo que a estas alturas, nadie debe confundir, el que una esté entusiasmada por una buena noticia, con el ser gilipollas, ¿No? Además, lo bueno de ser entusiasta, pero no gilipollas, es que si te engañan, sólo te engañan una vez.

Me gusta ser entusiasta. Me gustan los entusiastas y me gusta recibir, de vez en cuando, noticias que fomenten ese entusiasmo, aunque luego tenga que seguir esperando estoicamente.

Puedo esperar. Soy joven, aún. Y sé que algún día ese entusiasmo volverá a través de, no una buena noticia, si no de la mejor noticia posible, y que ya no habrá quien lo pare.

Por cierto, y cambiando totalmente de tema:

Quiero dar las gracias a todos los lectores del blog y a vuestros comentarios, tanto en las entradas, como en mi facebook.

Yo nunca había escrito un blog, pero me han dicho que tener en siete meses casi cuatro mil visitas, es un éxito y quería agradecer este pequeño éxito a todos vosotros, que de vez en cuando, os caéis por aquí para leer lo que os cuento.

De veras, desde lo más profundo de mi corazón, muchas gracias por leerme.

Seguiremos en contacto. Slow Life!!

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