martes, 23 de diciembre de 2014

Desfogue antes de Navidad




 
Mientras escribía la segunda novela, que espero que pronto podáis disfrutar, llegaban a mí, inputs de lo que iba ocurriendo en el mundo.

La crisis española. Los millones de parados que no dejaban de crecer. Las muertes por malos tratos. Los virus descontrolados por una mala gestión de la situación. Los múltiples escándalos políticos, y demás instituciones, hasta ahora casi sagradas. Y los ladrones y estafadores, que tanto mal han hecho, y que algunos quieren perdonar, pero, a la que la mayoría, no perdonamos.

Al estar inmersa cada día en el mundo de Costanza Contanti, la vida que iba pasando a mí alrededor, ocurría como si alguien me estuviera contando una historia de miedo. Y si bien eso, no significa que no me haya importado y que no me importen todos esos sucesos, me encontraba tan enfrascada escribiendo la novela, que toda esa porquería, pululó a mi lado casi sin afectarme, aunque, tras terminar el libro, me di cuenta, de la cruda realidad que rodeaba a la sociedad.


Ahora que acaba el año, todo sigue igual o peor. Hay crisis energética, y el gobierno hace todo lo posible, para que sus amigos, los capitostes, sigan enriqueciéndose aún más. El paro sigue siendo la lacra de nuestra sociedad, aunque intentan taparlo con cifras falseadas, o algo maquilladas. Los ricos son más ricos y los pobres cada vez más pobres. Siguen surgiendo pruebas en contra de aquellos que deberían ser un dechado de virtud, pero que en cambio lo único que saben hacer, es salir delante de las cámaras para justificar unos gastos injustificables. Los corruptos salen de la prisión. Las semidiosas, de bien seguro, se librarán de la justicia, y el payaso Nicolás, llena portadas de periódicos “serios”, y de programas no tan “serios”, mientras sus bolsillos están repletos de más y más parné.


Cómo escritora que soy, tengo un terrible mal: Jamás dejo de pensar.

Por ello necesitaba escribir esta entrada, para acabar el año sin malos rollos, y sobre todo para alzar mi voz a través de mis letras, y decirles a todos aquellos que intentan fastidiarnos la vida, aquellos que no saben gobernar, aquellos que mejor estarían en un pasado, al que la mayoría de nosotros no queremos volver, que no voy a permitir que sus nefastas acciones, que sus palabras necias, que su horrible modo de llevarnos, me fastidien la vida, y sobre todo, estas fechas, que para mí son tan entrañables.


Señores del gobierno. Bonitas caras de la oposición, que solo sois eso, una bonita cara. Nuevos salvadores del mundo, con o sin coleta. Gobernantes de cara cuadrada y todos aquellos que desean un mundo mejor, aunque sin tener que mojarse demasiado. Virus varios que pululáis por mi país. Hombres que seguís en la etapa Neanderthal, (esto va por varios, pero sobre todo por Recep Tayyip Erdogan y sus “bonitas” declaraciones en cuanto a la igualdad masculina y femenina). Mujeres que mejor debierais haberos quedado viviendo en un mundo pasado, en vez de intentar llevarnos a todas aquellas que hemos decidido seguir evolucionando, a ese mundo que tanto os gusta.

Todos vosotros no vais a conseguir que deje de sonreír, que deje de amar a los demás, que deje de subirme a unos tacones, (esto va por un estudio que dice que en época de crisis, las mujeres los dejamos en casa, en pro de un calzado más cómodo).

No me quitaréis la navidad. Porque somos dueños de nuestras vidas, y vosotros solo sois un mal necesario, para que la verdadera democracia, (que por supuesto, no es esto que estamos viviendo), funcione, como algún día, algunos imaginaron.


Puede que el tiempo me tape la boca, o puede que seáis vosotros los que os quedéis con la misma abierta, cuando, (espero por el bien de la sociedad), os deis tal batacazo, que este mundo cambie a mejor, porque a peor, no puede ir, a no ser que algún iluminado surja de la nada, y se erija en salvador del mundo por la fuerza, cosa que ni deseo, ni espero.


En mi tierra, a esto que he hecho, se le llama “buidar el pap”, en castellano sería algo parecido a desfogarse, y si bien sé, que no debería haberlo escrito tan cerquita de Navidad, os prometo que mañana, volveré a escribir, porque no deseo dejaros un mal regusto para que mi alma se quede tranquila.


Ahora sí. Ahora que he vaciado mi mente de todos los trastos que la habían amueblado, es hora de seguir disfrutando de estas fiestas. De la tradicional Fira de Santa Lluçia. De las comidas familiares que se alargan hasta bien entrada la noche. De los cálidos y a la par horrendos jerséis navideños. Y... ¿por qué no? De la tradicional “misa del gall”, de la que normalmente sales con un poquito más de espíritu navideño. De las conversaciones mezcladas. De la comida de la mama. Del calor del hogar, y de los largos paseos por las calles iluminadas de Barcelona, junto a mi pareja, bien parapetados del frío con sendos abrigos, mientras nuestras manos se enlazan enfundados en unos cálidos guantes, mientras noto que aún le amo, no como el primer día, sino incluso más allá, con un amor inexplicable que aunque llena cada uno de nuestros días, en esta época parece un poquito más latente.

Y es que, qué le voy a hacer. No tengo remedio, pero a mí la Navidad, me enternece el corazón y hace que mis sentimientos estén a flor de piel.


Es tiempo de amor y... como diría Costanza: El amor todo lo puede.

¡Dadle una oportunidad! No dejéis que unos mal nacidos, (que bien estoy segura no pueden ni siquiera mirarse al espejo sin vomitar), os quiten la ilusión de estos días y os hagan olvidar lo que en verdad importa.


Slow Life, siempre!!

lunes, 24 de noviembre de 2014

Las Rosas de Lilith. Volumen 2.



Ante todo, deseo disculparme ante mis seguidores, o incluso, ante aquellos que llegan y se quedan en este blog, buscando otros temas, por esta tan larga ausencia.
¡Cómo pasa el tiempo!
En verdad, me hubiera gustado poder seguir escribiendo en él, pero tal como digo en mi Facebook es adentrarme a escribir mis novelas, que pierdo el mundo real, (en este caso, el virtual), de vista.

¡Bien! Solo quería anunciaros que, al fin, he terminado el segundo volumen de la saga, Las Rosas de Lilith, que no es, sino, la segunda parte de La Máscara Veneciana, la novela con la qué gané el Premio Círculo de Lectores del 2012.
Eso no significa que pueda daros, aún, fecha exacta, para que la encontréis a la venta, pues ahora todo depende de la editorial. Ya os avisaré.

A pesar del duro trabajo, puedo decir que ha sido muy satisfactorio, el escribir esta segunda novela, donde ya no veréis a la Costanza niña. A la tímida damisela encerrada en una sociedad paternalista, que no llega a comprender, si no que os encontrareis con la mujer fuerte, valiente y con coraje, que creo que, de haber existido mujer como ella, hubiera sido.

Sé que los más puristas, o aquellos que se creen a pies juntillas la historia que ha llegado hasta nosotros, dirán que nunca existió durante el renacimiento una mujer de este calibre. Pero la historia femenina, que poco a poco, se va descubriendo, a pesar de que fue oculta por aquellos que la escribieron, nos demuestra todo lo contrario, así que, solo espero, que cuando la novela tenga forma, y pueda llegar a vuestras manos, dejéis la mente en blanco e imaginéis ese mundo, real o irreal, que conforma la vida de Costanza Contanti.

Como he dicho, pasará un tiempo hasta que la novela pueda estar entre vuestras manos. Espero que no mucho, aunque ahora llegue la parte que menos me gusta.
Las discusiones con el editor, (cuando te sugiere que cambies aquí, que cortes allá o que añadas lo que no quieres añadir), pero eso es parte de la idiosincrasia del oficio de escritor. El llegar a un acuerdo con el título de la novela, que tú tienes muy claro, pero que a los demás no acaba de agradar. Y sobre todo la portada con la que se presentará al mundo. Un vestido que puede que tú, como autor, ya tengas pensado, pero que hasta el último momento, aunque seas parte del proceso de elección, por supuesto, no sabes cómo va a quedar.

Como ya sabéis por la Entrada donde os anunciaba la publicación de la primera novela, es emocionante, el día en que el primer ejemplar llega a tus manos. Ahora, como si fuera un parto anunciado, solo deseo tener entre las mías esta segunda, porque realmente es la culminación de la vida de Costanza, que no significa que sea el fin, pues está claro que esta saga, tiene aún mucho que decir, siempre y cuando a vosotros, los que vais a leerla, que sois la única clave del éxito, os siga gustando lo que como autora deseo contaros.

Tan solo me queda dar de nuevo las gracias a los que estáis ahí, al otro lado de este mundo virtual, pues a pesar de no conoceros, vosotros, vuestras palabras, e incluso, vuestra simple presencia en mi Facebook o en mi blog, me alegra y me alienta en el solitario camino del escritor.

Un muy, muy fuerte abrazo virtual y ya sabéis: Slow Life... Qué hacía mucho que no lo decía. 

miércoles, 23 de abril de 2014

¡¡Feliz Sant Jordi!!




No me gustan los días especiales, (aquellos en los que se debe celebrar, por ejemplo, el día del amor, el del libro, o el de la mujer), ya que soy de las que cree que cada día es único para poder demostrar nuestro amor, nuestra cultura, o nuestra libertad. 

Pero, he de reconocer, que el día de Sant Jordi me gusta, y mucho.

No recuerdo haber ido jamás a la Rambla con mis padres cuando era pequeña durante esta festividad, pero sé que en algún momento de mi vida, decidí crear mi propia tradición y buscar un hueco en un día laboral, para pasear por ella, viendo la multitud de gente que recorre este lugar durante el día de hoy, a la búsqueda de la firma de su autor preferido, o para adquirir un libro o una rosa para su amado/a, o simplemente, por el mero hecho de pasear por este lugar maravilloso.

¿Sabíais que ya desde mediados del siglo XV se celebra en Catalunya el día 23 de Abril como la Diada de Sant Jordi, y que ya entonces se regalaba una rosa roja acompañada de una espiga de trigo a la persona amada?
Esto, unido a la decisión de la Unesco en 1995, de convertir este día, en Día Mundial del Libro, cosa que me parece muy acertada, convierten al 23 de Abril en uno de mis favoritos, pues, no hay cosa mejor que el amor a la cultura.

Hoy hace un buen día en Barcelona. El sol brilla, el cielo está despejado, y por supuesto, esta tarde pasearé por mi querida Rambla, empapándome de las sensaciones y de los sentimientos de amor y cultura de todos los que en ella se encuentren. 

¡¡Feliz Sant Jordi!!


jueves, 6 de marzo de 2014

¿"Día de la mujer"? ¿De veras?




Los que ya sois asiduos a este blog, sabéis que no soy yo de hacer las cosas cuando tocan, sino más bien, cuando me apetece. Lo digo porque, a pesar de que el “magnífico” día internacional de la mujer es el día 8 de marzo, yo voy a escribir este blog, hoy día 6, porque sí. Porque me apetece, y porque como Loles León dijo en una charla, porque la primera desigualdad entre hombres y mujeres, es que las mujeres tengamos que tener un día para celebrar todo lo que hemos logrado.

Bien. Ante todo y como veréis, estoy de acuerdo en que NO deberíamos tener un día especial, porque cada día que pasamos en este mundo, desgraciadamente y aún, tenemos que enfrentarnos a esa desigualdad latente, ya sea en sueldos desiguales, en vetos a según qué puestos de trabajo, o incluso a la prohibición de controlar nuestro propio cuerpo.
Dejad que os cuente que durante mi infancia, y los que ya me conocéis un poco, sabéis que me educaron en una familia cristiana y típica de los años 50, aunque yo nací por allí el 70 y pico, mi madre, me dijo algo que jamás voy a olvidar:

- Tu cuerpo es tuyo y con él haces lo que tú quieras.

Claro que ella me lo decía para que no me dejara manosear por los chicos, pero esa frase, con los años, ha tenido una vital relevancia en mi vida.

Yo y solo yo, señores míos, decido que se cuece en mi cuerpo. Yo decido si tengo hijos y cuando los tengo. Mi cuerpo es mío y nadie, ni un esposo, ni un padre, ni un hermano, ni un sacerdote, ni por supuesto un gobernante, puede decidir qué hago yo con mi cuerpo y con lo que llevo o no dentro. Es mi decisión libre, porque soy un ser humano libre, con una capacidad de pensamiento muy superior a la de algunos hombres.

A mí, que me gusta tanto la historia y aprender de nuestro pasado, me da la sensación de que a medida de que los retrógrados llegan al poder, intentan parar la evolución, para retroceder a lo que supongo ellos creen tiempos mejores.
El otro día vi un documental en el que, para mi sorpresa, y con lo poco que sé yo de la historia moderna de Egipto, salía un tal presidente Nasser, que subió al poder en 1953, mientras contaba una dialéctica que tuvo con el Consejero General de los Hermanos Musulmanes. En ella, este le pedía que lo primero que debía hacer era, “imponer el porte del velo a todas las mujeres que salgan a la calle”, a lo que él contestaba, “ Eso sería volver a la época de cuando la religión gobernaba. ¿Cómo quiere que obligue a diez millones de mujeres a ponerse el velo?”

Lamentablemente, sesenta años después, esos diez millones de mujeres que no portaban el velo, se han convertido en más de 60 millones, de las cuales la mayoría, sí lo lleva.
Y yo me pregunto en mi ignorancia: ¿Qué puñetas ocurrió? Simplemente no entiendo, que en vez de evolucionar hasta la plena libertad, en algunas ocasiones, lo que ocurre es que involucionamos, y en el camino hacia el pasado y la tradición, perdemos lo más esencial, nuestra libertad.

A día de hoy, aún en muchos lugares del mundo, la mujer es sometida al poder del hombre, ya sea un gobierno, un esposo, un padre, o un hermano, o incluso a veces y desgraciadamente por una madre o una abuela ancladas en la tradición.

¡Qué pena de hombres aquellos que nunca llegarán a comprender que ante todo somos iguales en derechos!
Solo en derechos, porque las mujeres tenemos nuestra idiosincrasia, y bendita sea esta, porque como decían en los antiguos anuncios de compresas: ¡Soy feliz de ser mujer!

Bueno, como creo que no deberíamos celebrar este día como algo especial, ya que cada día es especial si nosotros lo deseamos, no voy a felicitar a ninguna mujer por serlo, solo os diré que la lucha continua. Y sí, puede que a alguno/a esto de la lucha le parezca demasiado reivindicativo, pero, que le vamos a hacer si provengo de una estirpe de mujeres luchadoras. Algunas lucharon sin hacerse ver. Otras ni siquiera pensaron que estaban luchando, porque hicieron aquello que simplemente deseaban, sin preguntar si era o no lo correcto. Otras incluso sometieron a su poder, (que era mucho), a sus propios esposos, aunque sin que jamás se llegara a notar. Y otras como yo, seguimos luchando cada día contra las desigualdades, aunque solo sea con nuestras novelas y escritos, hasta que los hombres que aún no lo piensan, se den cuenta de que la vida es mucho más fácil compartida a medias con una mujer, porque si unimos nuestras fuerzas podemos comernos el mundo.

Recordar: ¡Ni sumisas! ¡Ni resignadas! ¡Ni invisibles! Ante todo, ¡libres!

P.D: Para aquellos que no relacionen el blog de hoy con la imagen que lo acompaña, solo deciros que el cuadro se llama "La lectura" y es del pintor "Pierre-Antoine Baudouin!
Fijaros en el grito de libertad de este cuadro. Una mujer sola, en su cámara, con el libro que se ha deslizado y su mano bajo sus vestidos, extasiada por la lectura que acaba de leer y que la ha transportado a un placentero mundo donde no necesita a ningún hombre. Os aseguro que para la sociedad de 1760, esto era un verdadero grito de libertad.

Slow Life!!