miércoles, 23 de abril de 2014

¡¡Feliz Sant Jordi!!




No me gustan los días especiales, (aquellos en los que se debe celebrar, por ejemplo, el día del amor, el del libro, o el de la mujer), ya que soy de las que cree que cada día es único para poder demostrar nuestro amor, nuestra cultura, o nuestra libertad. 

Pero, he de reconocer, que el día de Sant Jordi me gusta, y mucho.

No recuerdo haber ido jamás a la Rambla con mis padres cuando era pequeña durante esta festividad, pero sé que en algún momento de mi vida, decidí crear mi propia tradición y buscar un hueco en un día laboral, para pasear por ella, viendo la multitud de gente que recorre este lugar durante el día de hoy, a la búsqueda de la firma de su autor preferido, o para adquirir un libro o una rosa para su amado/a, o simplemente, por el mero hecho de pasear por este lugar maravilloso.

¿Sabíais que ya desde mediados del siglo XV se celebra en Catalunya el día 23 de Abril como la Diada de Sant Jordi, y que ya entonces se regalaba una rosa roja acompañada de una espiga de trigo a la persona amada?
Esto, unido a la decisión de la Unesco en 1995, de convertir este día, en Día Mundial del Libro, cosa que me parece muy acertada, convierten al 23 de Abril en uno de mis favoritos, pues, no hay cosa mejor que el amor a la cultura.

Hoy hace un buen día en Barcelona. El sol brilla, el cielo está despejado, y por supuesto, esta tarde pasearé por mi querida Rambla, empapándome de las sensaciones y de los sentimientos de amor y cultura de todos los que en ella se encuentren. 

¡¡Feliz Sant Jordi!!


jueves, 6 de marzo de 2014

¿"Día de la mujer"? ¿De veras?




Los que ya sois asiduos a este blog, sabéis que no soy yo de hacer las cosas cuando tocan, sino más bien, cuando me apetece. Lo digo porque, a pesar de que el “magnífico” día internacional de la mujer es el día 8 de marzo, yo voy a escribir este blog, hoy día 6, porque sí. Porque me apetece, y porque como Loles León dijo en una charla, porque la primera desigualdad entre hombres y mujeres, es que las mujeres tengamos que tener un día para celebrar todo lo que hemos logrado.

Bien. Ante todo y como veréis, estoy de acuerdo en que NO deberíamos tener un día especial, porque cada día que pasamos en este mundo, desgraciadamente y aún, tenemos que enfrentarnos a esa desigualdad latente, ya sea en sueldos desiguales, en vetos a según qué puestos de trabajo, o incluso a la prohibición de controlar nuestro propio cuerpo.
Dejad que os cuente que durante mi infancia, y los que ya me conocéis un poco, sabéis que me educaron en una familia cristiana y típica de los años 50, aunque yo nací por allí el 70 y pico, mi madre, me dijo algo que jamás voy a olvidar:

- Tu cuerpo es tuyo y con él haces lo que tú quieras.

Claro que ella me lo decía para que no me dejara manosear por los chicos, pero esa frase, con los años, ha tenido una vital relevancia en mi vida.

Yo y solo yo, señores míos, decido que se cuece en mi cuerpo. Yo decido si tengo hijos y cuando los tengo. Mi cuerpo es mío y nadie, ni un esposo, ni un padre, ni un hermano, ni un sacerdote, ni por supuesto un gobernante, puede decidir qué hago yo con mi cuerpo y con lo que llevo o no dentro. Es mi decisión libre, porque soy un ser humano libre, con una capacidad de pensamiento muy superior a la de algunos hombres.

A mí, que me gusta tanto la historia y aprender de nuestro pasado, me da la sensación de que a medida de que los retrógrados llegan al poder, intentan parar la evolución, para retroceder a lo que supongo ellos creen tiempos mejores.
El otro día vi un documental en el que, para mi sorpresa, y con lo poco que sé yo de la historia moderna de Egipto, salía un tal presidente Nasser, que subió al poder en 1953, mientras contaba una dialéctica que tuvo con el Consejero General de los Hermanos Musulmanes. En ella, este le pedía que lo primero que debía hacer era, “imponer el porte del velo a todas las mujeres que salgan a la calle”, a lo que él contestaba, “ Eso sería volver a la época de cuando la religión gobernaba. ¿Cómo quiere que obligue a diez millones de mujeres a ponerse el velo?”

Lamentablemente, sesenta años después, esos diez millones de mujeres que no portaban el velo, se han convertido en más de 60 millones, de las cuales la mayoría, sí lo lleva.
Y yo me pregunto en mi ignorancia: ¿Qué puñetas ocurrió? Simplemente no entiendo, que en vez de evolucionar hasta la plena libertad, en algunas ocasiones, lo que ocurre es que involucionamos, y en el camino hacia el pasado y la tradición, perdemos lo más esencial, nuestra libertad.

A día de hoy, aún en muchos lugares del mundo, la mujer es sometida al poder del hombre, ya sea un gobierno, un esposo, un padre, o un hermano, o incluso a veces y desgraciadamente por una madre o una abuela ancladas en la tradición.

¡Qué pena de hombres aquellos que nunca llegarán a comprender que ante todo somos iguales en derechos!
Solo en derechos, porque las mujeres tenemos nuestra idiosincrasia, y bendita sea esta, porque como decían en los antiguos anuncios de compresas: ¡Soy feliz de ser mujer!

Bueno, como creo que no deberíamos celebrar este día como algo especial, ya que cada día es especial si nosotros lo deseamos, no voy a felicitar a ninguna mujer por serlo, solo os diré que la lucha continua. Y sí, puede que a alguno/a esto de la lucha le parezca demasiado reivindicativo, pero, que le vamos a hacer si provengo de una estirpe de mujeres luchadoras. Algunas lucharon sin hacerse ver. Otras ni siquiera pensaron que estaban luchando, porque hicieron aquello que simplemente deseaban, sin preguntar si era o no lo correcto. Otras incluso sometieron a su poder, (que era mucho), a sus propios esposos, aunque sin que jamás se llegara a notar. Y otras como yo, seguimos luchando cada día contra las desigualdades, aunque solo sea con nuestras novelas y escritos, hasta que los hombres que aún no lo piensan, se den cuenta de que la vida es mucho más fácil compartida a medias con una mujer, porque si unimos nuestras fuerzas podemos comernos el mundo.

Recordar: ¡Ni sumisas! ¡Ni resignadas! ¡Ni invisibles! Ante todo, ¡libres!

P.D: Para aquellos que no relacionen el blog de hoy con la imagen que lo acompaña, solo deciros que el cuadro se llama "La lectura" y es del pintor "Pierre-Antoine Baudouin!
Fijaros en el grito de libertad de este cuadro. Una mujer sola, en su cámara, con el libro que se ha deslizado y su mano bajo sus vestidos, extasiada por la lectura que acaba de leer y que la ha transportado a un placentero mundo donde no necesita a ningún hombre. Os aseguro que para la sociedad de 1760, esto era un verdadero grito de libertad.

Slow Life!!

lunes, 20 de enero de 2014

Un mensaje para comenzar el 2014



Lo primero que he de deciros, es que espero que hayáis comenzado este año 2014 con muy buen pie.

La verdad es que para mí el 2013 ha sido muy bueno, como os lo podéis imaginar, y aunque dicen que el ser humano es ambicioso... Mmmmm... (Sigo sin saber si la ambición comedida es buena o mala), la verdad, es que yo solo aspiro, a que este 2014 sea tan bueno como el anterior.

Quisiera adelantaros que, sin tener que cumplir con unas normas de presentación a un concurso, me estoy regalando con la segunda novela, y aunque no sé, si cuando llegue a la editorial van a recortarla de alguna manera, me gustaría poder ofrecérosla tal y como la he pensado, vamos, lo que vendría a ser la versión “Director’s Cut”, aunque no quiero avanzarme en el tiempo.

Bien, este blog/mensaje solo es para deciros que sigo estando por mi Facebook, pero poquito, (Twitter mucho menos, pues sigo sin hacerme con él), ya que quiero terminar la historia de Costanza lo antes posible.

Ahhh, una cosa más... Estos días he estado viendo algunas reseñas que aún no había visto. Reseñas que he compartido/compartiré en breve en Facebook. Por cierto, a todos aquellos blogs que se están haciendo eco de mi novela, mis más sinceras gracias.
No deja de ser extraño que haya visto algún comentario que, literalmente, “le tira para atrás lo de que sea una saga”. Bien, sin querer ofender a nadie, tendemos a pensar que una saga es aquella que incluye varios libros de un mismo protagonista, cuando en verdad es diferente a lo que podríamos llamar trilogía. Para mí, una saga, es aquel conjunto de libros que a partir de un personaje central, (en este caso Costanza), crece con el tiempo, cambia de protagonista y se transmuta, porque la época en la que ocurre, no es la misma que la novela principal.

Los que me venís siguiendo, sabéis que la historia de Costanza, mi primera protagonista, está realizada en dos volúmenes, porque tuve que adaptarme a las normas del concurso del que resultó ganadora. Así que estoy en deuda con ella, y por ello estoy escribiendo todo aquello que Costanza desea contaros sobre su vida, en este segundo volumen.

Para aquellos que siguen reticentes a lo de la “saga”, solo decirles, que el resto de novelas, van a tener su propia independencia, aunque con guiños al pasado. Cualquiera que no haya leído los dos primeros, va a poder leerlos sin echarlos de menos, aunque por supuesto, aquellos que sí los hayáis leído, disfrutaréis, creo yo, mucho más.

Aclarado este punto, solo me queda desearos que os cuidéis, que disfrutéis de la lectura, y que visitéis numerosos mundos y tierras lejanas a través de esas maravillosas novelas que pululan por nuestro mundo.

Por mi parte, prometo que muy pronto tendré la novela terminada, luego vendrá la parte más difícil, batallar con la editorial...

Y ahora, con vuestro permiso, me vuelvo a la Venecia de Costanza... ;-)

Besitos y Slow Life!!

miércoles, 18 de diciembre de 2013

A mi querida Estel 1997-2013


Creí no poder escribir la entrada de este blog, pero sabía que debía hacerlo, porque de alguna forma te lo debía. Hace unos días tus ojitos se apagaron para siempre. Fue algo tan rápido que casi ni nos dimos cuenta. Nos has dejado verdaderamente solos, Estel, aunque sé que ha sido un final que nadie quería ver, pero que estaba acechándote desde hacía tiempo, hasta que tu pequeño cuerpecito dijo basta.


Sé que muchos no pueden comprender el profundo amor que puede llegar a tener un ser humano por un perro. Los que lo saben, saben también que se les ama incondicionalmente, tal como ellos lo hacen, y saben que el amor se convierte en dolor cuando un día, inevitablemente, debes decirle adiós.

La pequeña Estel, bautizada por mi padre con este nombre, llevaba 16 años entre nosotros, y aunque en un principio comenzó siendo una pequeña cazadora de ratitas de campo en casa de mis padres, en cuanto llegó Sharky a nuestras vidas, ella se quedó tan prendada de él, que al llevárnosla a Barcelona, se convirtieron en inseparables, llegando a ser, lo que quiero imaginar como una especie de pareja de hecho.

Durante tu vida con nosotros, nos has dado momentos de risas, como cuando te sentabas sin ningún miramiento sobre Sharky, reclamando un lugar que habías decidido que era tuyo. Momentos de orgullo, como cuando aguantabas estoica y sin quejarte las curas, después de la operación en la que te tuvieron que abrir y coser posteriormente todo tu tórax. Momentos de inmensa alegría, como cuando demostraste tu valentía al jugar con las olas del mar, sin miedo a ser engullida, mientras Sharky te miraba miedoso desde la orilla, pensando que te habías vuelto completamente loca. O incluso momentos de absoluta incredulidad por nuestra parte, como aquel día que al ir a buscar gamusinos, te comiste tu solista todo un salmón entero con espinas y todo, hecho por el cual nos enfadamos mucho, pero que ahora al recordarlo, siempre nos arranca una sonrisa.



Hemos pasado mucho juntas y sigo pensando que a pesar de tu tamaño reducido fuiste la perra más valiente que jamás he tenido conmigo. Yo sigo añorándote cada mañana cuando sé que ya no volverás a seguirme hasta la cocina para reclamar tu tacita de leche caliente. Añoro tu compañía y el desayunar junto a ti.

Sé que ahora, a pesar de que algunos piensan de que no tienes alma, estarás en un lugar hermoso al que te habrá ido a buscar tu hermano Bobby, tus primos, Skar, Durc y Drac, así como también Tom. Estoy completamente convencida de que esta vida es solo un anteproyecto de lo que nos espera más allá, y sé que tú estás en ese precioso lugar, aunque haya gente que piense que los animales no tienen cabida en ese cielo.

Sharky te echa de menos, pues aún sigue buscándote por todas las habitaciones, extrañado de que no le estés dando la lata. Sé que te añora, pues cuando papá y yo volvemos juntos a casa, comienza a oler nuestras manos, para ver si has vuelto a casa con nosotros, mientras lloriquea al ver que esta vez, tampoco has vuelto.

Querida, queridísima Estel. Siempre estarás en nuestros corazones y en nuestros recuerdos.
Recibe un fuerte beso de tus papás. Porque de algún modo nos convertimos en ellos cuando llegaste a nosotros.



lunes, 11 de noviembre de 2013

Me río yo de la felicidad de la sumisión



Cuando mi compañero me habló del libro del que hoy, a pesar de querer hablar de él, no voy a nombrar, porque, como mujer, escritora y feminista, me duele tan solo decir su título, no le creí.

Normalmente, soy de aquellas que cuando ven una noticia en Internet, antes de creerla, busco y rebusco en otras fuentes, algunas más fidedignas que otras, para ver si lo que estoy leyendo es verdad, y no tan solo un “fake”.

Desgraciadamente, este libro existe.
Desgraciadamente, este libro lo ha escrito una mujer.
Desgraciadamente, este libro, no solo tiene el beneplácito de la iglesia, sino que además fue nº1 en ventas cuando se publicó en Italia en el 2011. Esto es lo más preocupante de todo.

Hoy es 11 de Noviembre del año 2013, y hoy, me avergüenzo de que personas como esta escritora, e instituciones como el arzobispado de Granada, puedan usar los dones que Dios les ha dado para hacer de este mundo, un mundo peor.
Me considero cristiana, aunque no practicante, (y eso que lo he intentado, sobre todo por mi madre). Siempre dije que jamás escribiría en este blog sobre religión, por ese mismo respeto que le tengo a mi progenitora. Pero a veces, es necesario, romper nuestras propias normas, para dar un toque de alerta con las cosas que están ocurriendo en el mundo.

Llevo años casada y feliz, pero los que siguen este blog, sabréis que pocas veces hablo yo de un esposo o un marido, sino más bien de un compañero, ya que para mí, eso es lo que es, la persona que siempre está a mi lado. Ni encima ni debajo, a mi lado. Ni sobre ni sub, a mi lado. Igual que yo. ¿Tan difícil es de entender ese concepto?

Los que aún andéis perdidos por la entrada de este blog y no sepáis de lo que estoy hablando, tan solo os diré que gracias al arzobispado de Granada ha llegado a España un libro que intenta enseñar a la mujer a ser feliz, aceptando su rol en la vida, el de la sumisión al hombre. Lo que más gracia me hace, es que está basado en una frase de mi ”santo” preferido, (por supuesto, es ironía).
Con los años he intentado comprender mi animadversión por Pablo, lo siento, pero para mí no es ningún santo, ya que sus palabras, fueron una de las causas por las que yo dejé de ir a la Iglesia. Es curioso que ahora, una vez he podido encajar todas las piezas, he visto la verdad sobre él. Un hombre que sentía un odio enorme por los cristianos, que los perseguía y los mataba, no puede de la noche a la mañana, por mucha revelación Divina que tenga, dejar de odiar. Creo que Pablo tenía el corazón tan lleno de odio, que al caer del caballo, dejó de odiar a unos para centrar su odio en otros, en las mujeres.
Et voilà! Ya tenemos a uno de los primeros misóginos.

Cuando el actual Santo Padre, llegó, creí pensar que el cambio era posible. Tontamente me imaginé una iglesia abierta, llena de lo único que vale la pena en este mundo, el amor. Centrada en guiar y no en prohibir.
Hoy creo que me equivoqué. Estaba tan ansiosa de un cambio de rumbo que creía tontamente que la iglesia iba a cambiar. ¡Qué ingenua fui! Supongo que en mi interior necesitaba ese cambio, porque, a pesar de haber tomado mi propio rumbo en la vida, dentro de mí, siguen gritando las enseñanzas infantiles con las que mis padres me criaron, y pensé que ese cambio podría unificar de alguna manera, lo que me enseñaron, con lo que pienso.
Pero no. Nada va a cambiar. A pesar de las buenas intenciones que tenga, no le van a dejar cambiar las cosas, ya que algunos, siguen pensando que casarse es pertenecer al hombre. Así no puede funcionar. Qué triste saber que ellos quieren que la mujer esté por debajo del hombre, no junto a él.

Voy a ser sincera. Hoy me duele el alma. Mucho. Pensé que el cambio era posible, pero hoy estoy completamente decepcionada, ya que veo que a pesar de que se intenten mejorar las cosas, siempre habrá una rama retrógrada, machista, arcaica, y altamente peligrosa que lo único que quiere, es enseñarle a la mujer cual es su lugar. Desde aquí les digo a todos aquellos que quieren volver al pasado, (y por favor, permitidme ser por una vez, soez):
¡Iros a tomar por el... ¡No! Ni siquiera ellos son dignos de mi indignación.

Pero un mensaje sí que les voy a dar: ¿Queréis volver hacia atrás poniendo de nuevo a la mujer por debajo del hombre? ¡Estáis equivocados y me dais vergüenza!

Cuando mi compañero me dio la noticia, es curioso que a parte de la propia noticia que le indignó y le avergonzó tanto o más que a mí, lo que más mal le supo, es que la escritora se llamara Costanza, como la protagonista de mi novela. Lo siento muchacha, pero, y esto es para todos aquellos que ya habéis leído “La Máscara Veneciana”:
     - Tú no deberías llamarte Costanza, sino más bien, Giulietta. Qué triste saber que en pleno siglo XXI siguen existiendo demasiadas Giulias Marconato DE Contanti.

Bueno, indignada y todo, os deseo que viváis la vida en libertad, que intentéis no creer a aquellos malos pastores que intentan dar marcha atrás a nuestras libertades, y sobre todo, Slow Life!!