Marzo
se presenta frío, lluvioso y gris. A pesar de ello, cuando me pongo a escribir,
(odiando como odio los días grises), puedo llegar a ver en las gotas de lluvia
que se aposentan en mi ventana, notas melancólicas porque el invierno está
llegando a su fin.
Desde
la ventana de mi despacho, veo, cuando el día lo permite, la montaña de
Collserola, sobresaliendo poderosa por encima de los tejados de Barcelona. A
veces pienso en mi añorado barrio de L’Eixample donde nací, y sé que aunque yo
sea una de sus hijas, estas vistas con las que escribo, cada vez que lo hago, es
algo que no todo el mundo tiene. Doy gracias por ello, en un país, en un mundo,
donde creo que la gente ha dejado de dar las gracias por cosas que ya no se
valoran.
En
mi anterior entrada os decía que iba a hablar de política solo una vez al mes,
porque no creo que estos señores, que tendrían que estar en la cola del paro
por lo mal que lo están haciendo, se merezcan más. Parece que el estado
paternalista que en teoría cuida de nosotros, ha conseguido lo que todo poder
quiere, aletargar al pueblo tras unas cuantas manifestaciones, que si lo
miramos bien de poco han servido, aunque me vanaglorio al decir que he formado
parte de ellas y que seguiré formando parte de aquellas con las que esté de acuerdo
con su mensaje.
El
otro día pensaba en las palabras del barbitas, (lo siento anónimo si este
calificativo te molesta, pero por mi parte no se merece otro nombre), cuando
dijo que él sabía que no había cumplido ninguna de sus promesas, pero que tenía
la conciencia tranquila porque estaba haciendo lo mejor para el país. Mire
señor, lo que usted ha hecho se le llama estafa y a mí me enseñaron que los
estafadores eran gente sin honor y también me enseñaron, que cuando una persona
pierde el honor, lo pierde todo, porque ya nadie puede fiarse de él.
Los
que siguen este blog deben saber ya que soy apartidista, porque no creo que en
este momento exista ningún partido político que me represente, así que hablo de
usted porque está en el gobierno. Si fuera socialista también hablaría de
usted, no es algo personal... bueno, sí, si es algo personal, porque usted ha
tomado la decisión de protegerme y de hacer lo mejor que usted cree para mí sin
que yo se lo haya pedido, primero porque no le voté, pero... ¡Ja, ja, ja, ja! Espere,
estoy pensando en toda la gente que le votó creyendo sus promesas, porque
supongo que por eso se vota a un partido u otro, porque quieres creer en lo que
te prometen. Esa carcajada no es porque me ría de ellos que bastante desgracia
tienen al haber confiado en un ser tan mezquino como usted, me río de la
situación y me pregunto en que estarán pensando o si aún confían en su partido.
A mí se me caería la cara de vergüenza de cruzarme con cualquiera de sus
votantes al saber que les he estafado, les he engañado y les he mentido, eso sí,
siempre por su propio bien.
Sin
querer compararle, porque sería horrible que pudiera compararle con el ser mas
bueno que ha habitado la tierra, me recuerda en algo a mi padre, solo en el
hecho de que él también tomaba decisiones por mí porque creía que era lo mejor.
Eso sí, en aquel entonces yo era menor de edad y... ¡qué puñetas! él me había
parido, así que lo aceptada de buen grado.
¿Sabe
una cosa? Usted no es mi padre, usted no es el padre de la mayoría de españoles,
usted debería gobernarnos, cumplir las promesas que le llevaron al poder y no
tomar decisiones equivocadas porque cree que nos protege. La mayoría de
nosotros le aseguro que ahora sabemos protegernos solos. Esto me recuerda a
cuando habló de su niña, es verdad, ya apuntaba maneras, hablaba del país como
si fuera una niña que necesitaba protección.
Eso
es lo que siempre me va a separar de usted y de su partido, que siguen con
ideas retrógradas de las que piensan que las niñas, las mujeres o el pueblo
llano, al que usted compara con una niña, porque cree que es débil,
necesitan su protección, cuando somos muy válidos y válidas de protegernos
solos.
Solo
tengo un padre... bueno, no voy a mentir, con la educación católica que me
dieron, tengo dos, y mi señor barbitas, los dos están en el cielo muy por
encima de usted, así que ni se le ocurra volver a decirme que hace todo lo que
hace por proteger a su pueblo cuando lo único que está haciendo es hundirlo en
la miseria.
Slow
life... si nos dejan.
P.D:
Para los que no lo sepan, la imagen que acompaña la entrada de hoy, es la Cruz
Laureada de San Fernando, la más alta distinción española que honra el valor
heroico, (el honor), que induce a acometer acciones excepcionales en servicio
de España. Le aseguro que de poder darse a personal civil, (que en verdad no lo
sé), ningún político sería merecedor de ella.