¿Qué
es mejor? ¿Saber lo que quieres de esta vida siendo joven, o descubrirlo cuando
eres ya mayor? ¿Vivir la vida y experimentar las cosas hasta descubrir lo que
verdaderamente te llena el espíritu, o seguir un camino desde el principio
porque crees que es el correcto, pues así te lo han mostrado los más allegados
a ti?
¿Cómo
sabes si es el camino correcto o si es lo que te gusta si no has experimentado
nada que vaya en contra de esos pensamientos? ¿Si no has confrontado lo que
piensas con ideas contrarias?
Tendemos
a enseñar a nuestros niños, (hijos, sobrinos...etc...etc...), a que se decidan
por un camino desde su más tierna infancia. ¿Qué quieres ser de mayor? ¿Qué es
lo que te gusta? ¿Qué vas a estudiar? ¿A qué quieres dedicarte?
¿Cómo
puñetas lo van a saber si hay tantas cosas que experimentar en esta vida?
Yo
de pequeña quería ser arqueóloga, viajar a Egipto, desenterrar tesoros y
entender nuestro pasado. Cuando vi que esta opción era imposible, (por motivos
que no vienen al caso), quise montar un grupo de rock, luego quise ser
periodista y por último diseñadora.
Podéis
deducir por todo ello que estaba súper perdida, aunque he de decir que al final, con
los años, consigues encontrarte.
Es
curioso que escribiendo desde que tengo uso de razón y apasionándome el
inventar nuevos mundos, nuevas vidas para escribir sobre ellas, jamás pensé en
ser escritora, a pesar que mis antepasados lo fueron, (por hobbie), pero de
alguna manera plasmaron sus pensamientos y sus obras en trozos de papel que,
gracias a mi vena de querer conservar el pasado, aún guardo entre mis tesoros.
Tendemos
a pensar que no podemos vivir de aquello que nos apasiona, cuando al final te
das cuenta que en verdad, aquello que haríamos gratis es lo que verdaderamente queremos
ser.
Aquello en lo que pones tu alma y tu corazón, es lo que siempre sale bien,
porque la pasión es lo que tiene, te hace ser mejor en cualquier cosa.
Cuando
algo te apasiona, cuando pones todos tus sentidos en ello porque te gusta lo
que haces, no hay manera de hacer las cosas mal.
Puede que a algunos guste más
que a otros, puede incluso que a algunos, les horrorice tu trabajo, pero... ¿De
veras crees que puedes gustar a todo el mundo?
La
entrada de hoy está dedicada a una mente privilegiada, que empieza a darse
cuenta que lo que tiene sobre sus hombros le sirve para preguntarse cosas que
otros dan por hecho. No sé si es bueno o malo que se parezca tanto a mí, pero
me gusta que no sea como el resto de la gente. Que no sea una ameba que sigue
los caminos que ya están construidos y que se pregunte si ese es el camino que
quiere seguir o si en verdad desea construir uno nuevo.
No
es un camino fácil ser diferente, pero os aseguro que es mucho más divertido y
que cuando giras tu mente hacia atrás y ves todas las cosas que has
experimentado hasta encontrarte, dices:
- ¡¡Uffff,
menudo viaje!!
Slow Life.